Que fácil es decir…

Fernando Barandiarán
Skiing through life…
4 min readApr 7, 2016

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Que fácil es decir…

Qué envidia…

Qué suerte…

Qué hiciste para que te dieran ese puesto?

Tengo la sensación de vivir en un mundo donde todo es fácil, donde todo es suerte o donde todo se justifica por conocer a tal o cual persona para los que no miran más que de frente como si tuvieran anteojeras. (Para los de la LOGSE, las piezas de cuero laterales que llevan caballos o burros para solo poder ver de frente)

Siempre el que no está en tu situación la envidiará. Yo envidio la vida de los pilotos de avión e igual ellos envidian el poder saber que dormirán toda la semana en la misma cama. El ser humano nació envidiando al vecino. Da igual si es más bajo o más alto, si tiene más o menos, siempre envidiaremos lo que no tenemos. La envidia es un pecado capital por algo.

Y no me vale que tú lector me digas yo no envidio nada y estoy contento con mi vida. NO, no me lo creo. Siempre hay algo que envidiamos, unos zapatos diferentes, un coche mejor o más exclusivo, un aspecto físico, un aspecto de personalidad, siempre hay algo.

Quizás es mi educación, quizás que nunca he pedido favores para tener este o aquel puesto y por ello duermo tranquilo por la noche, quizás que la suerte me la he buscado currando y estando en el momento adecuado en el sitio adecuado dando la cara. Esta frase se la dedico a mi amigo Chema (si lee esto el la entenderá)

Últimamente he oído algún que otro “Que envidia que estas en Luxemburgo” y hasta antes de irme era yo el que lo decía. Era yo el que pensaba “que envidia que no se quien vive en XXXX y yo sigo con mi vida en Madrid…”

Y era verdad, me educaron para viajar y ser abierto. Pero tengo que reconocer que no es nada fácil. Es mucho más fácil envidiar al que se va de casa, al que deja atrás a su novia, familia y amigos, desde el Bar en Madrid con una birra fresquita en la mano y buena compañía que estando fuera. Dicho lo cual estoy encantado en Luxemburgo. No se me ocurre una ciudad ahora mismo mejor en Europa (excluyendo Madrid) donde desarrollar mi carrera laboral.

Pero lo que quiero recalcar en este post es que es súper fácil decirlo desde fuera, desde la barrera. Es siempre más fácil verlo en el vecino que en nosotros. Es el vecino el que coge el avión de la noche del domingo para volver a su nuevo hogar dejando atrás lo ya mencionado. Si es el vecino ese esfuerzo no se ve. Se ve solo lo bonito, las fotos, los comentarios positivos, los nuevos amigos, la oportunidad laboral, el bla bla bla y no los sacrificios reales.

Por eso ahora que estoy fuera y lo veo, es digno reconocer el esfuerzo de aquellos que se juegan el tipo y salen a perseguir su sueño o simplemente a buscar el futuro de su familia. Inmigrantes legales o ilegales (éstos encima con más historia de sufrimiento detrás). Las historias de los refugiados sirios, tan en la prensa hoy en día, o las de los inmigrantes ahogados en el estrecho son una muestra de lo que el hombre es capaz de hacer por labrarse un futuro mejor, o al menos tener mejor perspectiva.

Hay muchos españoles, vecinos, amigos y familiares, gente más cercana y que conoceréis, a la que le ponéis nombre, que se fueron ya en los 60, o que son jóvenes y alocados y han ido a Londres a limpiar platos por una miseria pero para aprender inglés, o a los que se van en avión cada fin de semana a distintas ciudades europeas. Todos ellos se han ganado el derecho a reconocerse su esfuerzo ¿No?

Por eso acabo diciendo, es súper fácil decir… “Que bien vives!” “Que suerte tienes tío…” y “Que envidia”. Pero seguro que después de este post la gente pensará que no es tan fácil y que todo tiene su sacrificio.

“No es oro todo lo que reluce”

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Fernando Barandiarán
Skiing through life…

Esquiador, Viajero, Cervecero, #Bebedordevida, disfrutón y sobretodo amante de la buena vida y de los momentos de tapeo y cañeo con los amigos.