ISO, ¿sólo una certificación más?

Veronica Marchi
Snappler
Published in
4 min readAug 30, 2019

¿Sirve?, creo que esa es la principal inquietud a sortear para dar el gran paso y avanzar con el proceso de certificación. La respuesta es simple: Claro que si!
Cuando la empresa es pequeña es el momento indicado para poder comenzar a aplicar procedimientos, para aprender a trabajar de manera organizada, para crear la base de información que permitirá tomar buenas decisiones, mejorar los procesos, trabajar de manera más eficiente y en definitiva crecer.

Si no hay procedimientos, se actúa de manera diferente ante cada situación, no existe previsión, se trabaja de una manera reactiva y es probable que los tiempos se extiendan o que el producto final sea diferente a lo esperado.
Si no se definen y siguen lineamientos es difícil mejorar, sin llevar un registro de los errores es factible volver a cometerlos, sin tomar buenas decisiones es imposible crecer.

Un mito que se debe desterrar es que implementar Normas ISO implica estar repleto de papeles, planillas y cuestiones burocráticas. Nada más lejano a la realidad. Para quienes nos sumergimos en el mundo de la Gestión de La Calidad, es sabido que no es necesario llenarnos de carpetas, formularios y papeles que luego quedan archivados sin que nadie use esa información. La Norma no tiene esas exigencias, sino que se amolda a las herramientas de cada organización. Lo importante es determinar cuáles serán las herramientas que mejor se adaptan a la empresa y al equipo de trabajo. Puede tratarse de sencillas planillas excel, de pequeñas herramientas provistas por terceros o robustos sistemas de gestión, todo dependerá del tamaño de la empresa y del alcance del sistema que se pretenda certificar.

Pero en concreto, ¿qué es lo que la Norma ISO 9001:2015 proporciona? Certifica el Sistema de Gestión de la Calidad de la organización. Garantizando que la empresa cumple con un proceso que se ajusta a estándares de calidad. Que no actúa de una manera diferente ante cada proceso operativo, sino que cuenta con procedimientos que especifican cuales son los pasos a realizar. Funciona como una garantía de calidad para el cliente, a la vez que normaliza el trabajo diario y ofrece una guía a cada trabajador para que sepa cómo debe actuar y qué se espera de él.

¿Qué aporta estar certificado? Confianza es la palabra que lo resume. Es un sello que garantiza a clientes actuales y potenciales la eficiencia, calidad y seguridad del servicio.
La Norma pone el foco en la satisfacción del cliente, la cual se logra brindando servicios de calidad, algo que sólo es posible cuando se promueve una cultura de la calidad y procesos que aporten valor. Contar con una certificación ISO mejora la imagen de cara al público lo cual ofrece una ventaja competitiva.

Pero la confianza no es sólo de cara al exterior sino también al interior de la empresa, no sólo aporta valor para quienes toman las decisiones, sino para todos los que forman parte de la organización. Ingresar a un nuevo trabajo y saber qué es lo que hay que hacer y cómo se debe hacer, no es un detalle menor.
De hecho, otros de los beneficios de la ISO son promover la participación de todos los integrantes de la empresa lo cual hace que el equipo esté motivado, fomenta la cultura de mejora continua, permite contar con mayor información para la toma de decisiones, aporta organización interna a través de la sistematización de operaciones, permite ahorrar recursos de re-trabajo y tiempo…y en definitiva mejora el rendimiento de la empresa.

En cuanto a mi experiencia como Responsable del Sistema de Gestión de La Calidad en una Pyme de desarrollo de software, qué puedo decir… me encanta!. Es un aprendizaje constante, pero al ser una persona analítica y algo fanática de la organización, con la ISO siento que estoy en mi salsa.

Además, saber que la empresa de la que formo parte se interesa por mejorar, por hacer todo lo posible para que todos trabajemos de forma organizada y sepamos qué es lo que se espera de nosotros, es algo que brinda tranquilidad y seguridad.

Llevar adelante la gestión de la calidad es mucho más sencillo cuando no es tarea de unas pocas personas sino que existe compromiso de la dirección y de todos los participantes.
Y por ello, la certificación es una objetivo compartido, y la aprobación es una celebración conjunta.

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