De la horizontalidad a la participación accesible I: el problema de las Asambleas

Armando Sobrino
Soñar en colectivo

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¿Cómo construir una organización verdaderamente horizontal? ¿cómo garantizar que la voz y participación de cada persona cuente lo mismo? ¿cómo aprovechar la diversidad y la multiplicidad de capacidades sin crear castas o enclaves de poder? ¿cómo superar los altos costos de tiempo, recursos y esfuerzo que implica participar? En suma, ¿cómo crear espacios y mecanismos horizontales que a la vez sean efectivos, tomen en cuenta la diversidad y no encubran nuevas verticalidades? Estas son algunas de las preguntas que nos acompañan desde el inicio de Wikipolítica y en esta serie de notas quiero plantear una respuesta tentativa a partir de las conversaciones y experimentos que hemos emprendido en la organización.

Ahora bien, para poder avanzar una respuesta es necesario un desarrollo más detallado de los retos de la horizontalidad y los procesos deliberativos, en particular, necesitamos ahondar en los problemas a los que se enfrenta la principal herramienta de deliberación pública: la Asamblea.

LAS ASAMBLEAS

En términos simples, una Asamblea es un espacio físico donde las personas implicadas en un asunto dialogan, discuten y toman decisiones sobre dicho asunto. A pesar de su extendido uso, legitimidad y efectos positivos, existen múltiples retos y problemas relacionados con las Asambleas. Sin ánimo de ser exhaustivo, algunos problemas que considero más importantes son los siguientes:

  • Inefectividad. Aunque algunas Asambleas llegan a acuerdos concretos fruto de discusiones bien pensadas, es justo decir que la mayoría se pierde en protocolos formalistas, la ausencia de puntos en común y el agotamiento (las Asambleas de #YoSoy132 llegaron a durar 12 horas, quizá este es un caso extremo pero nada raro en movimientos sociales). Más aún, los acuerdos nos siempre se llevan a cabo si no existe un grupo encargado de ejecutarlos y con cierta discrecionalidad para modificar la dirección final de los acuerdos.
  • Igualación y verticalidad encubierta. A pesar de que las Asambleas se basan en la igualdad de todos los participantes, lo cierto es que esta igualdad es igualación y no equidad pues encubre ciertas verticalidades y es ciega a las diferencias, a quién participa y cómo participamos. En otras palabras, para ser parte de una Asamblea se tiene que tener tiempo para y conocer los protocolos; además quienes establecen las fechas, asuntos o procedimientos para definir alguno de estos dos, tienen un mayor poder sobre la reunión. A estas personas se suman quienes tienen facilidad de palabra o hasta un volumen más alto de voz. Estas verticalidades son sumamente dañinas pues la mayor parte del tiempo ni siquiera son reconocidas a pesar de que se ejercen en un procedimiento supuestamente horizontal.
  • Irresponsabilidad. Uno de los elementos menos señalados pero más problemáticos de las Asambleas es que usualmente, aunque no necesariamente, hacen valer el derecho a ser escuchado, proponer y debatir pero no la responsabilidad de que lo dicho esté fundamentado, las propuestas sean realistas, el debate sea responsable y, sobre todo, que la toma de decisiones está encaminada a la acción. La acción de hecho es en última instancia la finalidad de una Asamblea y, por tanto, los participantes de una Asamblea son responsables colectivos de las acciones que emerjan de esta… puede existir distribución de trabajo pero el punto fundamental es que el derecho al voto viene acompañado de la obligación de respetar y ejecutar las acciones que se tomen en colectivo (de lo contrario ¿para qué tener Asambleas en primer lugar? En todo caso deberíamos llamarles desfogues o conversaciones).

Ahora bien, con lo anterior no quiero decir que las Asambleas son un mal procedimiento sino señalar que incluso la principal figura de la deliberación y horizontalidad está sujeta a graves problemas de efectividad, representatividad, responsabilidad e, incluso, poder. Necesitamos mejorar las Asambleas pero, sobre todo, multiplicar los espacios y herramientas de participación y deliberación pública. Aún más, creo que debemos atrevernos a repensar el significado de la horizontalidad… pero eso es tema para otro texto.

PARTICIPACIÓN ACCESIBLE

Como respuesta a los problemas inherentes de crear una organización horizontal, en Wikipolítica hemos definido como participación accesible (también denominada temperaturas de participación o participación escalonada) a un método que aspira a la mayor horizontalidad posible tomando en cuenta que

  1. Las personas son distintas. Tenemos distintos tiempos, intereses, habilidades, temperamentos, etcétera;
  2. La asimetría de poder no se elimina por decreto (y tal vez sea imposible de desaparecer del todo); y
  3. Más derechos implican más responsabilidades.

La cuestión, entonces, es diseñar espacios y mecanismos, incluso sistemas de espacios y mecanismos, que aspiren a la horizontalidad tomando en cuenta estos tres principios. En meses pasados, en WikipolíticaDF desarrollamos nuestro primer sistema simple pero completo que respondía a esta idea y lo utilizamos para co-definir el objetivo, la estructura y las agendas del nodo.

Expondré el proceso y las ideas detrás de él, en la siguiente entrada.

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