Espacios de arte, símbolos de resistencia durante la cuarentena
Noches interminables bailando, conversaciones entre colegas que surgen gracias a pasiones en común, el aprender colectivamente y conectarse con la cultura cotidiana paraguaya, son cosas que el arte permite que sucedan, al mismo tiempo que trasforma días ordinarios en mágicos recuerdos. Conversamos Joe, Lucas y Sebas, sobre la nostalgia de los momentos de encuentros en espacios culturales, además de los desafíos económicos y sociales que trajo la pandemia.
Espacio, justamente, es una palabra bastante ligada a otra: encuentros. Lidiar con esa contradicción es algo que enfrentan diariamente El Cántaro, Espacio Bruto y La Chispa, todos lugares en los que las personas se juntaban para disfrutar del arte, más que nada, de forma comunitaria.
“La pandemia y las medidas que se tomaron para hacer frente a ella son totalmente lo contrario a lo que genera o representa La Chispa: ocupar el espacio público, salir a la calle, compartir, recuperar la calle para la gente y para la cultura”, cuenta Sebastián Coronel, su coordinador.
Él cuenta que más allá de buscar la manera de seguir, también era necesario apoyar a los artistas de manera económica, debido a que se encuentran en una situación muy frágil. “Realizamos algunas colectas solidarias para ellos y personas del bañado sur. Funcionó bastante bien un tiempo, estamos orgullosos de que siempre que hacemos un llamado a la solidaridad, la gente que frecuenta el lugar responde, aporta”, expresa.
Joe Giménez, de El Cántaro, un espacio de Areguá que revitaliza el arte popular conectándolo con la educación, coincide con que dar una mano a la comunidad era algo indiscutible en este contexto. “Nos dimos cuenta de que primero debíamos responder a la realidad social. En la bioescuela siempre hablamos que el arte no tiene que estar divorciado de la realidad social”, asegura.
Una manera de brindar ese apoyo a la comunidad de Areguá fue coser más de 1800 tapabocas y regalarlos a los pobladores. “Mientras el Estado no llegaba, nosotros teníamos que hacer algo”, relata Joe. Actualmente, los talleres se brindan a través de Whatsapp y se sigue repensando cómo continuar, debido a que muchas cosas tuvieron que reprogramarse.
“Espacio Bruto no es un espacio físico, sino, un movimiento para mí, pero todavía seguimos en plena incertidumbre”, cuenta por su parte Lucas Mendoza, fundador de dicho proyecto. Aunque el panorama sea complicado, destaca que hay muchas ganas de hacer concursos, convocatorias y diferentes tipos de actividades, de la mano con el desafío de buscar la forma de sobrevivir a la pandemia.
“Decidí cerrar las puertas como espacio físico, para empezar a replantear esto de manera itinerante, en un principio virtual y luego, móvil, con el apoyo y energía de un montón de gente”, explica Lucas, en el afán de mantener este aporte cultural.
El arte que busca sobrevivir y el sobrevivir gracias al arte
“Toda una generación tomó estos espacios como formas de canalizar un montón de críticas sociales”, reflexiona Sebas, sobre lo que generó La Chispa. Define al lugar como un centro cultural en el que cualquier artista puede rápidamente, sin mucha burocracia, exponer su arte, lo que hizo que se convierta en un punto con bastante movimiento en el microcentro de Asunción.
El Cántaro, en muchas ocasiones representa ese sentido de escape, que tiene el arte, de decir de otras maneras lo mucho que callamos o que nos hacen callar. “Tenemos adolescentes que pasan por situaciones de maltrato en sus hogares y lo único que querían era venir a un taller de teatro”.
“Espacio Bruto es un punto de encuentro de gente que tal vez no cuenta con otros lugares donde se siente cómoda”, por su parte, puntualiza Lucas.
¿Cómo sobrevivir con streamings? ¿Cuál es el camino para continuar siendo espacios seguros de expresión? Muchas interrogantes y muchas necesidades se presentan socioeconómicamente en el país, pero eso sí, el contexto cambiante y el horizonte incierto se verán reflejados en las expresiones artísticas que se vienen, ya que estas siempre han sido el reflejo de la forma de vivir de las personas.
¿Por qué es importante salvar al arte? Porque, simplemente, el arte también nos salva.