Socios de Dios
Socios de Dios
Published in
4 min readApr 9, 2019

--

Socios de Dios es un proyecto apostólico de evangelización en las redes, nacido en Venezuela, que busca colaborar con Dios desde los dones y talentos propios. A través de este proyecto llevamos la buena nueva de Jesús al mundo, pero con especial énfasis a los jóvenes; y… ¿por qué a los jóvenes? Porque los jóvenes, en palabras del papa Francisco, son el «ahora de Dios». Si queremos que los jóvenes amen a Jesús, tenemos que hablarles y enseñarles sobre Jesús porque como bien decía san Agustín:

Nadie ama lo que no conoce.

El primer llamado que Dios nos hace, es el llamado a la santidad, y ser santo implica ayudar al hermano a que también lo sea porque, al fin de cuentas, de nosotros también depende la salvación de otros.

¿Acaso el árbol se come sus propios frutos?

Permítenos contarte cómo inició este proyecto y cómo Dios se encargó de convencernos de seguirle y de servirle a través de esta linda aventura… Nuestra historia de amor con el Señor comenzó, como usualmente suelen iniciar las relaciones humanas con Dios, a través de un encuentro personal, de un llamado y de la necesidad de responder a ese llamado.

Hace un tiempo, cada vez que escuchábamos la parábola de Los Talentos, nos interpelábamos de tal manera; que sentíamos que actuábamos peor que el siervo infiel, porque a diferencia de él, nosotros estábamos multiplicando nuestros talentos pero para nuestro propio beneficio. Cada vez que escuchábamos esta parábola pensábamos: Señor, te luciste con nosotros; nos diste tantos dones y talentos hermosos y… «¿Qué hemos hecho con ellos?». Dios nos hablaba siempre a través de este pasaje pero nosotros no queríamos escuchar, o mejor dicho, no queríamos actuar.

En retrospectiva, no queríamos responder a ese llamado por simple comodidad; porque eramos conscientes de que cuando Dios nos llama nos invita a salir de nuestra zona de confort, nos pide hacer cosas que tal vez nunca hemos hecho y con las que no nos sentiremos cómodos, y también espera que nos desprendamos de nosotros mismos y de nuestro ego; que lo entreguemos todo y lo dejemos actuar a Él, así como hizo san Pablo; y eso cuesta muchísimo.

Aquí haremos un paréntesis — momento de publicidadpara compartirles un vídeo del P. Mike Schmitz titulado «¿La timidez es tu excusa?»; que se relaciona muy bien con ese tema de la comodidad del que les hablábamos.

¡Wow!… Gracias a las palabras del P. Mike logramos comprender que cada vez que no respondemos a los llamados del Señor es porque sencillamente no estamos amando lo suficiente. ¡Qué duro!, ¿cierto? ¡Ok! Ahora cerramos paréntesis y continuamos…

No sé si sea tu caso, pero nosotros constantemente tenemos a Dios en una sala de espera: Señor, quiero hacerlo pero aún no es mi momento; ¡Espérame un poco!… Señor, ahora estoy muy ocupado pero cuenta conmigo tal vez la próxima semana… Señor, comenzaré el próximo año cuando esté más animado o más preparado… Y es aquí donde Dios, en su inmenso amor, nos da un pequeño empujoncito, según su bondadosa determinación, haciendo nacer en nosotros los buenos deseos y esas ganas de llevar a cabo esos buenos deseos (Vid. Flp 2, 13).

Ese empujoncito, lo recibimos nosotros hace tres años, cuando Dios nos inspiró la santa idea de multiplicar los talentos propios para su gloria, compartiéndolos con el prójimo. No podemos negar que los comienzos fueron difíciles, por supuesto; porque sembrábamos y sentíamos que no cosechábamos nada, absolutamente nada. ¡Pero esperen!… Cuando siembras, no puedes recoger inmediatamente; e igual pasa con los talentos… Los talentos requieren de tiempo y de unos cuidados y condiciones mínimas para poder fructificar, y eso lo fuimos descubriendo en el camino. Hoy podemos decir que Dios ha estado grande con nosotros, que nos ha regalado la dicha de poder servirle desde nuestro nicho, desde lo que nos gusta hacer y eso es maravilloso; que nos ha regalado infinitas bendiciones a través de este proyecto de evangelización y que cada vez nos invita y nos llama a hacer más. Aún esta parábola nos sigue interpelando pero sabemos que al menos ya estamos haciendo algo, — muy pequeño, sí — pero todo aquello que es grande, comienza siendo pequeño y aquí vamos.

Socio, hoy te preguntamos: ¿Cuáles son tus dones y talentos?, ¿qué estás haciendo con ellos?, ¿has sido buena o mala semilla? ¿son tus frutos dulces o amargos?… Tómate tu tiempo para reflexionar acerca de esto.

¡No enterremos nuestros talentos!

No atemos las manos de Dios, no impidamos que siga creando y obrando maravillas a través de nosotros; porque, desde el principio, Dios nos ha hecho protagonistas de su creación.

Como decía santa Teresita del Niño Jesús, Dios no inspira sueños irrealizables; podemos entonces, desde nuestra pequeñez, soñar en grande; teniendo siempre la certeza de que Dios nos ayudará a cumplir esos sueños; y aquí una prueba de ello, este proyecto que hoy jubilosamente compartimos contigo.

La vida eterna le pertenece a los valientes; a aquellos que se arriesgan, con miedo o sin él, a responder a los llamados de Dios; no porque se sientan preparados, al contrario, porque son conscientes de que será el Señor quien los capacite, los guíe y los acompañe en la tarea. No seamos terreno árido, no seamos piedra junto al camino porque Dios cuenta con nosotros socio ;)

Síguenos en instagram, Socios de Dios

--

--

Socios de Dios
Socios de Dios

Porque al igual que María, todos somos colaboradores de Dios en su obra creadora y en su plan de salvación.