Intento quedarme quieto. Me inquieto. Surgen pensamientos repetidos, dudas, miedos. Palabras que intentan definir algo para escapar del vértigo del cambio constante. Conceptos inventados con el único fin de darle forma a lo desconocido. Ideas que nacen como brazos buscando nadar contra la corriente del tiempo. Todo es impermanente y yo creo ser algo que no cambia. Creo ser algo en el medio de un misterio infinito. Respiro y encuentro un espacio. Observo el aire entrar sin que yo haga nada. Mi cuerpo respira y yo sólo observo. ¿Quién respira y quién observa? El cuerpo respira y la voz que narra todo no calla. Vuelvo a observar. Inhalo y exhalo. Me lleno de vacío. Un vacío que encuentro familiar. Un vacío tan vacío que no incluye la posibilidad de falta. La voz se calla. El cuerpo respira. Yo observo. ¿Quién soy yo?