A tu lado

Bruno Losal
EÑES
Published in
3 min readMar 15, 2018
‘Small black portable durable camera on white surface’ —Dose Media en Unsplash

—¿Cómo que no te ha gustado la película?, pero si te has estado riendo todo el rato —sonrió Pablo.

—Sí, pero no sé, me parece poco real, estas cosas solo pasan en las películas.

—¿A qué te refieres?, ¿a que cuando se besan suena música de fondo? —le dijo con una sonrisa y mirándole a los ojos.

—No me seas tonto, ya sabes a qué me refiero, que la gente no se enamora cuando ya tiene la vida montada, eso no ocurre: uno se acostumbra, se aburguesa, y mucho menos una mujer. Las mujeres somos más sensatas —le contestó Bárbara.

—O sea que una mujer casada no puede enamorarse de otro hombre, seguir enamorada de su marido y encima ser sensata, pero un hombre sí puede cumplir dos de estas tres.

El crepitar de la televisión recorrió la habitación y los portátiles iluminaban sus rostros. Hacía ya más de dos años que se habían encontrado sin querer, sin buscarlo, y poco a poco fueron enlazando sus vidas, cada vez un poco más. Los dos tenían situaciones complicadas pero se apoyaron durante todo este tiempo, siempre estaban ahí el uno para el otro y aunque nunca hablaron del tema siempre supieron que lo que sentían tenía un nombre que no podían pronunciar en esta cultura.

—Te quiero —le dijo Bárbara. —No quería ofenderte.

Pablo contestó con una amplia sonrisa, entendía lo que le quería decir. Ya eran casi una sola persona y conocían los sentimientos del otro sin apenas darse cuenta. Bárbara estaba pasándolo realmente mal, su matrimonio no estaba funcionando y no era porque quisiera a dos personas, sino porque su pareja había dado por sentado que ya era suya y no la cuidaba.

A él le ocurrió lo mismo y todo terminó en un crudo divorcio en donde las recriminaciones eran los entrantes de un menú compuesto por desdén, desprecio y los reproches eran el digno colofón de una relación que se había dejado morir por desidia de todos.

Entendía que Bárbara se culpaba de no haber salvado su relación y que se fuera por las grietas provocadas por la rutina que día tras día rasgaba el amor que existió en el pasado. Pero a pesar de que ella buscó reparar lazos, buscar puntos de unión, nunca tuvo la respuesta adecuada. Ella tenía el corazón dividido entre dos personas pero esto no significó nunca que los dejara de querer con la fuerza suficiente como para saciar la sed de todos.

—Bárbara, no me has de pedir disculpas. ¿Hablamos mañana?

Ella asintió y dándose un beso de despedida colgaron la videoconferencia. Barbara cerró el portátil y lo dejó en la mesita. Se tumbó en la cama y cogió la almohada que debería estar usando su marido pero que ni estaba ni se le esperaba, y se abrazó a ella. Se sentía culpable, culpable de querer y no sabía como dejar de hacerlo o como conseguir que su pareja volviera de ese planeta al que había huido hacía muchos años cuando descubrieron que no podía tener hijos.

--

--

Bruno Losal
EÑES
Writer for

Mi vida esta basada en hechos reales, como lo cuento quizás no tanto.