Análisis

‘Shingeki no Bahamut: Genesis’

Guillermo
EÑES
Published in
9 min readSep 16, 2017

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En el mundo de la fantasía hay muchas variantes. Normalmente al ver una obra de fantasía enseguida se nos viene a la cabeza una obra medieval. En el 90 % de las series que tratan sobre la fantasía en otro mundo, son medievales. Y hasta cierto punto no me parece mal, quiero decir, en infinidad de ocasiones hemos visto estos casos y ejemplos y desde que se inventó el género y la industria en sí misma hemos visto esto. Pero, antes de que hubiese este tipo de género había más diversidad en cuanto a la fantasía en sí, y es verdad que Dragones y mazmorras (o como se diga) parece que es de hace muchísimo tiempo, pero no. En los 90 ya se estaba experimentando con este tipo de género y salían tanto series futuristas como series ambientadas en otro planeta totalmente diferente. Ahora es la moda, la moda de hace prácticamente 15 años. Desde que WoW en los videojuegos y Berserk en el manga y el anime tomaron forma, esto se descontroló. Empezó a haber un boom de obras muy parecidas, que se ambientaban en una fantasía medieval, otros mundos y bichos, pero mismas armas, armaduras y con la misma clase alta y baja. El problema de que se ambiente en este mundo es que se ven todos los estragos de la época, como es obvio, por mucho que lo cambies al final siempre va a haber una monarquía o, en el caso de algunas series, una dinastía de emperadores. Pero siempre va a estar esa brecha que existía en la época, las clases sociales.

Aun así, ¿es un problema? ¿Estamos cansados de ello? Puede. Yo no suelo cansarme demasiado a menos que sea una serie en la cual se vea a la legua que va a ser muy cliché. No suelo cansarme tanto ya que es un mundo que me gusta, claro, sin la pobreza, ni la miseria, enfermedades, etc.

Otro aspecto de este género en sí, es el punto de vista del héroe. Para él, en la mayoría de los casos, no existen enfermedades, ni mala suerte, nada. No hay nada en ese mundo tan sucio algo que lo vaya a empeorar por algún motivo. Sé que es posible que me esté poniendo algo detallista en este campo, pero hay demasiadas obras de este tipo. Re:Zero, Sword Art Online, No Game No Life, Grimgar, etc. Incluso las series que son sobre mundos digitales como SAO están ambientadas en un mundo medieval, por lo que os dije antes; World of Warcraft, WoW, ha sido el exponente masivo en los videojuegos y eso ha repercutido, en esta caso, en el anime. Que todos los MMORPG tengan que estar ambientados en la edad media, que empiezas con espadas, que tengas armaduras, magia, hechizos, etc. Es algo que se inventó hace más de 15 años, pero ahora suena tan antiguo. Ahora habría que innovar, explorar nuevos mundos y modos de hacer las cosas, y se hace, al menos en algunos campos. Existen MMO que van innovando y van puliendo la fórmula. Aun así, veo que seguimos en esa fórmula tan antigua y medieval.

La obra de la que vamos a hablar hoy es de este mismo tipo, aun así, se centra más en una aventura, en explorar, en ver qué hay en el horizonte. Hoy hablamos de Shingeki no Bahamut: Genesis.

Shingeki no Bahamut: Genesis

Shingeki no Bahamut: Genesis es una obra que se ambienta en un mundo de fantasía, medieval, nada novedoso ni del otro mundo. Todos llevan sus armaduras, caballos y siguen teniendo esa estructura jerárquica de la monarquía. Algo bastante distante al ver que ciertas personas puedan usar magia. Es una serie que me recordó enseguida a Fairy Tail debido a esa sensación de aventura; en Fairy Tail también nos ponemos en un mundo medieval y de fantasía. Dragones, magia y caballeros, pero aquí, la cosa cambia, sigue habiendo una jerarquía pero muchos de los habitantes son magos y el poder esta más suelto y menos regularizado que en Shingeki no Bahamut: Genesis. ¿Esto es algo bueno o malo? En fin, Fairy Tail no innova en prácticamente nada, su estructura social es la misma y no cambia el hecho de que haya gente que use magia, aunque, algo sí. Los magos se podrían revolucionar y tomar el reino cuando quisieran, en el caso de Shingeki no Bahamut: Genesis no. Unos pocos pueden usarla y todos pertenecen a esa nobleza real. Esta obra se centra más en el viaje, tanto como Fairy Tail, se centra en la aventura y en lo que puede pasar. En un objetivo inhóspito y que no podemos ver todavía, lo que no nos esperamos. Se suele llevar a un terreno con mucha lucha y con muchas tácticas para poder seguir en ese campo de batalla.

Es una obra que se prepara para un próximo viaje, que retorna a su base y que después da un giro para mezclarse en otra aventura totalmente diferente. En Fairy Tail tenemos un shonen de más de 100 capítulos por lo que la estructura la podemos enfocar a algo más sencillo, para alargar la serie, para dar más capítulos de relleno y para poder tener un abanico más grande de posibilidades a la hora de batallar, presentar escenas, personajes, etc. En Shingeki no Bahamut: Genesis al ser una serie más corta las aventuras suceden en cada capítulo y cada sorpresa te da en la cara una vez más. Eso sí, la formula que tiene la serie se puede ir estirando cuanto queramos y quedaría bastante redondo. Es una formula en la que los personajes salen de su zona base para poder recoger cualquier riqueza, vuelven y tiene su recompensa. A su vez, tenemos momentos y situaciones difíciles para cada personaje, giros argumentales y una serie de factores que hacen que pueda alargarse la serie como hace Fairy Tail. Y no digo que esté mal, es algo que se ha hecho bastantes veces y que, curiosamente encaja bastante bien con todo este panorama. Al ser un MMORPG el que se trate, cuando vamos a recoger algo, luego tenemos que volver con la persona que nos lo ha encargado y volver a nuestra casa. Es una ida y vuelta bastante recurrente en este mundo.

Shingeki no Bahamut: Genesis

Dejándonos de todo lo demás, centrémonos en la trama en sí. Shingeki no Bahamut: Genesis se ambienta, como ya he mencionado, en un mundo de fantasía medieval que hace 2000 años fue masacrado por Bahamut, un dragón apocalíptico. Este dragón es el centro y objetivo principal de la serie desde el principio, y no es ningún misterio, ya desde el inicio nos están incautando esta idea. Bahamut hace 2000 años aniquiló gran parte de este mundo y gracias a Zeus y Satán fue sellado. Pues sí, esta serie trae consigo a grandes personajes de la historia como Juana de Arco, Satanás, Zeus, Beelzebub (Belcebú) y Lucifer. Es decir, que nos introducen y nos van añadiendo, en su gran mayoría a personajes de la religión, personajes ficticios y con connotaciones violentas por todos lados. Es un aspecto interesante y esto llegará a ser importante a lo largo de la serie. Después de esos 2.000 años Bahamut sigue sellado, pero, al parecer la llave de los dioses se está acercando a él y con ella la llave del infierno, para poder despertar a Bahamut de su sello se tienen que juntar las dos llaves. En el caso de la llave del infierno será uno de los personajes principales de la serie el cual se encuentra con el protagonista de la serie, Favaro, un cazador de recompensas que es perseguido por varias ciudades debido a su temeridad, a la vez, es perseguido por el hijo de una familia de la nobleza la cual fue destronada, Kaisar. Este personaje es otro de los protagonistas y este está obsesionado con Favaro. Al parecer toda su mala suerte y la muerte de toda su familia fue por culpa de Favaro, y es por ello que le persigue a todos lados con tal de poder ponerle fin a la disputa.

Esta lucha entre estos dos personajes es el principio de la serie, un buen comienzo con varias anotaciones de famosas series como Lucky Luge, dándole un ritmo más western al principio de la serie. Pues bien, entre esta disputa, Favaro se encuentra con una chica extraña, ella ha oído que puede llevarla al lugar que quiere ir, Hellheim. Un lugar misterioso, helado y en el que se encuentra su madre perdida. Ella aparece sin más del cielo y al parecer su nombre es Amira, una chica misteriosa que al parecer se transforma en demonio para poder derrotar a todas las amenazas que tiene por delante. Porque claro, en este mundo al existir tal brecha entre el cielo y el infierno, hay distintas razas, los dioses, los demonios y los humanos, un clásico. Algo típico pero que casa muy bien con el lugar y ambientación de la serie aportando más religiosidad a esta. Y aquí empieza la serie, Amira echa una pequeña maldición a Favaro para que no escape, por si le ha mentido sobre la localización, y a partir de aquí empieza su aventura. La historia se basa en esta aventura y no para de sorprender a cada paso, aún así, muchos de los giros argumentales son bastante predecibles al haber estado atento a la serie. Los personajes no maduran tanto y en el propio final es cuando tienen que tomar una gran decisión. La serie no se compone de la mejor trama, pero sigue estando compuesta por muchos factores de acción muy bien llevados, la animación tiene un estilo algo diferente y juega bien con los efectos.

Shingeki no Bahamut: Genesis

Shingeki no Bahamut: Genesis trata temas como la religión, la confianza y la fraternidad entre compañeros. Lleva muy bien sus escenas de acción y se compone de una gran animación para poder llevarlas a cabo. Uno de los problemas que puedo tener con la serie es la falta de conexión en algunos momentos. Es una serie de fantasía, sí, pero en ocasiones se produce la magia por alguna razón no muy clara, otro aspecto algo negativo es lo predecible que es en muchas ocasiones, sabes lo que va a pasar porque te han explicado una reglas o porque simplemente sabes que se van a sacar algo de la manga. También tira por clichés en el último momento, algo forzados. Aun así, es una obra que ha gustado mucho, tiene unos grandes personajes, muy entrañables y que se les coge bastante cariño con rapidez, cada uno con sus pasados y cada uno con su propia historia, todo se enlaza y en su mayoría la gran parte de los huecos argumentales quedan resueltos. Es una serie que se mide bien en ritmo y tiene una trama bastante interesante. Trata la relación profunda, la religión por su propio mundo, las mentiras y la traición.

Nota de Shingeki no Bahamut: Genesis

En conclusión, Shingeki no Bahamut: Genesis es una obra que, aunque tire de clichés, tenga un mundo que no innove y una trama predecible. Sigue siendo una obra que trata a los personajes de forma profunda, los intenta llevar a lo más hondo de la aventura e intenta explorar ese balance entre fraternidad y amistad. Es una obra que no mira al pasado sino al mañana, no depende de recuerdos, sino del viaje que embarcarán los protagonistas. Una obra que explora los mundos de la religión, el cielo, el infierno, el poder que tienen los dioses, la cooperación. Un mundo nefasto que puede ser destruido de un momento a otro, un elegido, sin nombre de noble, sin riqueza, solo con un mundo que explorar y la única meta de conseguir su felicidad. Siempre vamos hacia ese viaje, con nuestros amigos, familiares, siempre vamos al mañana, tengamos suerte o no, siempre intentaremos ser nuestro propio protagonista. Porque siempre iremos desde el lado en el que sopla el viento. Hacia el mañana.

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