Breve celebración de la opacidad

Ni ‘dark’, ni brillante, ni transparente

Julián González
EÑES
3 min readNov 22, 2014

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Sólo opaco. Opaque is beautiful.

¿Cuáles son las piedras preciosas?

¿El diamante? ¿La perfecta transparencia?

¿El oscurísimo onix?

¿El brillantísimo zafiro?

Permítanme celebrar la belleza opaca y abundante de las grises piedras de río.

Opaco es el trabajo gris, poco celebrado, pero fundamental de los muchos, los callados, en la tras escena de la historia. Opaco es lo borroso, lo inclasificable, lo turbio, lo que no se deja tratar maniqueamente en términos cristalizados y endurecidos como bien/mal, oscuro/claro, positivo/negativo. Fue turbia, y no transparente, el agua en que floreció la vida hace 3.800 millones de años. Lo magmático de que habla Cornelius Castoriadis es opaco. Lo opaco se resiste al entusiasmado brillo de lo rutilante, a la luminaria del show, del espectáculo y sus lentejuelas. No se desgasta en la incandescencia. Pero también se sustrae a la falsa tristeza de lo dark, esa celebración superficial de lo oscuro, esa impostura, la aparente profundidad de los que se rinden antes de dar cualquier pelea, pues decidieron que el mundo entero es una mierda —a propósito, la mierda es opaca y propicia; al mismo tiempo peligrosa y rica en vidas—. A lo opaco tampoco le interesa la transparencia, tan celebrada por los corruptos que la promueven mientras saquean. Y mucho menos admite la invisibilidad o la minusvalía de los que se achican para pasar desapercibidos.

Lo opaco es la actitud de los tímidos, mudos, de los que vacilan porque no se creen ningún cuento y no tienen falsas certezas ni dogmáticas seguridades.

Los opacos tardan en responder porque no tiene respuestas formateadas ni consignas. Hablan una lengua balbuceante e insegura.

Lo opaco es la actitud de los incómodos y de los que incomodan. Son molestos justamente porque no terminan de cristalizar en algo: son espesos y nutricios porque descuadran y no parecen calzar en ningún lado. Son como el silencio, esa forma de opacidad que molesta tanto: los medios de comunicación no soportan el silencio. El amor Hello Kitty no soporta el silencio. Los políticos no soportan el silencio. Los cócteles ni las relaciones públicas soportan el silencio. La duda es opaca. También la pregunta. Los opacos prefieren callar. Son reservados. Es decir, tienen reservas —en todos los sentidos del término: almacenan, secretean, ahorran, protegen y dudan.

El humo tóxico es opaco y el vapor del café y el té. El cielo gris de las tormentas y lluvias por venir. La neblina es opaca. Opacos y húmedos son los sesos, y los fluidos de nuestras horas de sexo.

Opaco es el futuro y la memoria, esa maraña de hilos siempre prestos y dispuestos a ser retejidos y reescritos. Y opaco, casi turbio, es el momento en que abrimos los ojos tras dormir largamente o cuando descorremos el velo de las ilusiones y los engaños. Opaco es el instante en que dejamos de creer y empezamos a crear, estremeciendo desde abajo la inmovilidad y la certidumbre.

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Julián González
EÑES
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Diseñador de juegos de mesa, comunicador social y educador. Puede descargar gratis Todo está tan raro en el siguiente link: https://bit.ly/3BiGjMB