Cartas a Victoria XXIX
Extrañamente no he tenido ganas de escribirte
Porque has inundado mi mente con tantos recuerdos, que diariamente lucho para no ahogarme con mi propio pesar, ¿acaso no es suficiente el tener que disputar con las horas que dura el día para llegar a un acuerdo?
Mi suma da cero, he vuelto al punto de partida, a ser ese nadie de hace mucho tiempo, me deprime pero a la vez me alegra porque como decía cierto adagio budista: solo volviéndote nadie podrás contemplar la iluminación espiritual.
Todos mis libros se encuentran en München, que no tengo ni siquiera en qué perderme ergo hallarme, en una palabra, desgracia.
Porque también he olvidado mis pinceles, acrílicos, óleos, pasteles, en fin, todo lo que da sabor y color a estos cielos de agosto y su lluvia.
No importa cuán sereno haya sido mi pasado, el Heracles de mis actividades anteriores a este milenio, absolutamente no tienen la misma potencia para cambiar de nuevo la historia. Todo tiene un inicio y un fin, así como el arte evoluciona de una etapa arcaica a una clásica, de una clásica a una manierista y de una manierista a un barroca, siento estar en esta última con un inevitable fin terrenal con una muerte simbólica no asegurada.
Victoria, si estás ahí, para por favor, aunque sea por un segundo.
Solo para ya.
Juan Pablo Malo
P.D. Me siento extraviado en la ciudad que me vio crecer y no hay peor mal que ser un extraño para las personas que algún día amaste.
Escrito originalmente un viernes, 18 de agosto de 2017.
