De cuando mi ‘feed’ se llenó de ‘emprendedurismo’
‘Emprendedorismo’ se usa más, pero me parece una palabra horrible
Tu lista sobre las nueve mejores maneras de ser creativo es una cagada. Y un engaño. Quizá haya una sola persona en el mundo a la que le funcione la lista.
Los cuatro consejos que me diste para medir la cantidad justa de arroz terminaron en un desborde de almidón que todavía no termino de limpiar.
Los tips de productividad me hicieron perder un día lidiando con apps, notificaciones y etcéteras.
Yo tengo un cuaderno. ¿Está mal? Cuántos siglos me atraso por no tener Asana. Ni siquiera tengo mi grupo de mastermind en Slack.
No me interesa cuántos libros lees por año.
Me gustaría saber cuántos entendiste.
Leyendo un libro por semana la tarea se vuelve ardua. Es posible cuando se leen personas que dicen y piensan igual, pero aún hostil.
O yo soy un subnormal, cosa probable.
Casi no leo libros (dejando de lado los de filosofía que los leo para no estar en clases con cara de póker mientras mis compañeros mantienen una animada charla sobre la moral en Nietzsche y su relación dialecta con la ontología de Virgilio de Siracusa, discípulo de Plutarco, amante de Sócrates… al cual le metía los cuernos con Descartes).
Es imposible que una expresión de profundo WTF se te instale en la cara en una clase cualquiera de una cátedra cualquiera de una facultad cualquiera de filosofía.
(Volviendo a la lectura, quien me explique en qué pensaba Russel merece todo mi amor).
‘We all have computers, darling’…
No necesitamos seguir incorporando información. Con procesar la que ya tenés es suficiente.
El culto a la hiperespecialización y la formación continua… Panem et circenses.
Qué el árbol no te impida ver el bosque.
