El último día de los primeros días

rubén
EÑES
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1 min readOct 5, 2017

La vida ha tenido giros exageradamente inesperados. Insospechadamente interesantes. Y, de hecho, muy buenos.

Recientemente volví a leer la frase que me ha marcado desde hace algunos años. Una especie de aprendizaje que se queda, de momentos, rezagado en el recuerdo, con un poco de polvo en su superficie. Pero igual de válida y vigente.

La vida son ironías en forma de capicúa. Y más tarde o más temprano todo vuelve a un punto inicial, como un dibujo en forma de perverso lazo. La meta se parece al punto de partida, y lo del medio es solo un camino que sirve para que, al final, comprendamos el inicio.

Entonces recordé a la querida niña que me hizo aprender tantas cosas y me di cuenta que, aunque no tuvimos el presente que deseamos o el final que nos merecíamos, cada quien tomó el rumbo que le pareció más propio. Y aquí estamos, fuertes y listos para una verdadera despedida.

Esta tarde me tomé un respiro para darte la despedida que te mereces. Me prometí dejarte atrás pero, si alguna vez viene a visitarme tu recuerdo, será bienvenido.

Haré una fiesta de despedida y espero puedas asistir.

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