El gol que no me dejaron hacer

El partido terminó 0 a 0 y pienso que nunca podría responder con facilidad quien tuvo el mayor mérito.

Salimos de la cancha con un gusto a poco, mejor dicho gusto a nada. Digo salimos, hablando por la gente que junto a mi vino para alentar a Próceres. Voy solo a ver futbol, ser hincha es ser paciente; es sentir la navaja cortando la patilla, es cobrar el sueldo y gastártelo el mismo día.

El 9 que tenemos ahora llegó el año pasado y no es un lujoso pero el tipo es encarador y atrevido, de esos que son respetuosos con la redonda, él es de los que sabe que la pelota y el pie son la misma acción.

Los hinchas de «Próceres» entendemos que una al 9 le va a quedar, confiamos en esa que sí va entrar, quizá nos apoyamos demasiado en nuestra única esperanza porque el resto del equipo se rinde fácil.

Gutierrez, ‘Guti’, como se lee en su espalda es obstinado, creo que eso es lo que me hace identificar con él, lo vengo a alentar porque quiero que el haga el gol que a mí no me dejaron hacer.

Tomé el colectivo a la vuelta de la cancha, en el barrio, saqué hasta Almagro y era domingo y encontré un lugar vacío, me senté ahí en el asiento que más lejos está del contacto visual con el adentro, miré a la calle todo el tiempo y revisé los goles que no entraron, es lindo decir que me imaginaba festejando con el tipo de al lado el gol que Guti no hizo.

Próceres anda mal, peleamos los puestos de la mediocridad, porque ni eso nos dejan, darnos el gustito de pelear por el descenso. Creo que todo el viaje fui emanando malas palabras al aire, de esas que te desinflaman de tanta rabia, si hasta la mina de adelante se daba vuelta para mirarme y yo que le pedía perdón con la mirada, me ponía en vereda y yo tan sumiso que le volvía a pedir disculpas.

Los cuarenta y dos minutos del viaje me torturaron, repasando el partido en el bocho, crucé la General Paz y mi pregunta andaba aún sin respuesta, ¿el 0 a 0 fue gracias a que ‘Guti’ no tuvo méritos para el gol o será que el ‘Oso Martinez’ se tapó todo?

El partido terminó 0 a 0, mi ansiedad y la de ‘Guti’ eran la misma cosa, llegué tarde a casa y la puerta frenando a la acción de abrirse en mi cara me despejó la duda. El golpe me dolió menos que la pelota en el palo del minuto 87.