‘El sistema educativo está mal’

Maximiliano
EÑES
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3 min readMay 26, 2017

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Cada vez que leo alguna publicación de cualquier tipo que critica al sistema de educación actual me pongo impaciente. Sí, hay muchísimos frentes por donde criticarlo, y todos en su mayoría son fundados. Pero no puedo evitar querer charlar con la persona y decirle «No falta mucho para cambiar».

La Universidad en la que estudié tiene la suerte de contar con docentes que están actualizados en la situación educativa contemporánea, en la cultura del estudiante y en las nuevas pedagogías. Y nos inculcan eso desde distintos aspectos: teóricos, metodológicos y puramente prácticos. No habría entonces ningún problema en formar docentes que rompan esquemas, ¿no?

En tercer año de la carrera cursamos Didáctica, la materia que prometía ser el primer encuentro con la práctica docente. La actividad que se nos encomendó fue la de preparar una supuesta secuencia didáctica (pasos y métodos para dar una unidad temática en tal curso). No solo teníamos los aportes de las diferentes materias que fuimos cursando a lo largo de la carrera, sino también muchos aportes desde esta misma asignatura sobre la didáctica de las ciencias. Además, muchos de los consejos y críticas fuera del currículo que esta profesora contaba en clase.

Algunas clases antes de la presentación oficial de nuestro trabajo, presentamos un boceto de lo que íbamos a entregar. El ambiente fue bastante desolador. Actividades basadas en estudiar de memoria, falta total de actividades que tengan en cuenta la creatividad, poco feedback docente-alumno, nada de enlaces del contenido con su uso en la vida real, la clase era de pizarra con docente como única fuente de conocimiento, nada de uso de tecnologías, deberes y evaluaciones tradicionales.

Si bien la profesora dio todas sus correcciones y con la severidad que correspondía, no se le notaba sorprendida. Sí molesta, pero no sorprendida. Pienso que por su cabeza pasaba: «Otra vez… ¿qué es lo que estamos haciendo mal?».

Cuando uno se encuentra en una situación que lo deja desbalanceado y se ve forzado a actuar de forma urgente, tienden a salir los hábitos más enterrados en nuestra mente. Por eso muchas veces nos encontramos que estamos actuando igual que nuestros padres en algunas situaciones, cuando es lo menos que queremos. Si las cosas se toman con calma, uno puede recurrir a nuevos conocimientos más recientes, para poder resolver.

La actividad quizá generó una sensación del estilo. No teníamos la presión de tener que ir a un aula a dictar nuestra secuencia, pero era la primera vez que nos enfrentábamos al desafío. Los que pudieron tomarse la situación con calma lograron armar una secuencia que tenga los aportes de lo aprendido durante la carrera.

En la entrega final de la clase, el porcentaje de secuencias buenas subió bastante. Unas más forzadas que otras, pero buenas al fin.

El problema es quedarse con ese perfil cuando uno empiece a trabajar en las escuelas, no hacer las planificaciones apurado, dejando de lado todo lo aprendido. Tomarse las cosas con la serenidad necesaria para hacer de nuestras clases lo mejor. Sí, difícil cuando hay poco tiempo y esas horas pocas veces son cubiertas en los sueldos, pero vale la pena. Cambiar el sistema educativo empieza por los docentes, no por nuevas políticas. Tomar el romper los esquemas como una especie de manifestación hacia al sistema, como para que no le quede otra opción que actualizar sus métodos, lineamientos y políticas.

Y para los no docentes, apuesten a las escuelas, den mérito a los profes que creen que están haciendo un buen trabajo con sus hijos, apoyen a las instituciones que están formando el futuro. Que la educación no solo está rota, también está desprestigiada.

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Maximiliano
EÑES

Expreso mis discutibles opiniones escribiendo ensayos sobre las cosas que me gustan y disgustan.