Ellas

Para siempre

Loy Salazar
EÑES
2 min readMar 28, 2018

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Nunca he sido de las personas que clasifican sus amistades. He tenido pocas, cierto, pero han sido valiosas. Ahora que soy adulta —o que intento serlo— entiendo que las personas van y vienen. No podemos retenerlas, solo disfrutarlas por el tiempo que se quedan en nuestra vida. Unas están más tiempo y otras, menos.

La distancia, las ocupaciones, las diferencias de intereses e incluso la muerte nos separan de quienes alguna vez hemos cobijado en el corazón. La gente se queda en tu vida el tiempo que debe quedarse. ¡Salud!

Cuando pienso en estas cosas me doy cuenta de lo afortunada que he sido porque la vida me regaló cuatro amigas desde mi infancia: mis hermanas. Quizá por eso no tuve gran necesidad de rodearme de mucha gente. Ellas siempre han estado ahí. Amigas, protectoras, confidentes, compañeras de aventuras. Comimos del mismo plato, dormimos en la misma cama, pasamos penas de amor y desamor, nos desvelamos haciendo tareas, nos enojamos y nos reconciliamos... Y todo lo anterior pudo haber pasado en una vida o en una sola noche.

Es difícil entender que uno pelea más con quienes más quiere. La casa se convertía en un campo de batalla cuando estábamos solas. Mi mamá aún no puede creer que peleáramos en su ausencia.

No quiero pensar en mi vida sin ellas. Cada una es tan diferente y al mismo tiempo todas somos una misma. Ni siquiera puedo expresar la profundidad del lazo que nos une pese a nuestras grandes diferencias y a enormes distancias. Si algún día las chicas pasan por aquí, entenderán lo que he escrito y sé que el sentimiento es mutuo.

Simplemente son mis mejores amigas. Simplemente las amo.

Originalmente escrito el 20 de agosto de 2013 y publicado en un blog personal que existió en mi vida pasada.

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