Entrevista a Manuel Berllant

Expediente 02

Camilo A. Romero
EÑES
2 min readNov 5, 2017

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Caso: La sociedad
Evento: Extracto de entrevista del periódico Nuevo Milenio a Manuel Berllant. Conducida por Paco Triana
Fecha: 11 de Febrero de 1980

Paco: ¿Dónde y cuándo nace Manuel Berllant?

Manuel: ¿Has escuchado la expresión «Mi vida en un circo»? Bueno, soy el fruto de la ironía de aquella frase. Mi padre trabajaba en un circo, era malabarista, no de los que se trepan en cuerdas en lo alto, no se atrevía, le tenía pánico a las alturas. Era de los que hace malabares con conos y pelotas, con sombreros que lanzaba a los aires como un frisbee y que luego de un largo recorrido por los aires, sobre las cabezas del público, volvía a sus manos como llamado por el destino. Amaba su trabajo tanto como amaba a su familia y nosotros lo amábamos a él. Mi madre, en cambio, sí le gustaban las alturas; también era malabarista y además de eso era contorsionista del mismo circo. Se elevaba en un aro cubierto en cinta brillante, apenas agarrada por un delgado cable de seguridad desde su cintura, invisible desde la distancia. Y en las alturas, su cuerpo se contorsionaba en posiciones arriesgadas, dando la sensación de que caería en cualquier momento.

Mi nacimiento, fue un nacimiento sumamente público, en medio de una de las presentaciones de mi padre. Mi madre, como siempre lo hacía, le servía de asistente en las presentaciones, siempre exponiendo su bella sonrisa y su hermoso cuerpo, pero esta vez un cuerpo embarazado en cuyo interior estaba yo.

Justo en el momento en el que el último plato de porcelana dejaba de bailar sobre la delgada punta de una larga antena, mi madre se desvaneció en el suelo agarrándose la barriga en medio de un dolor agobiante. Mi padre acudió a ella, así como los ojos de toda la audiencia. El plato que bailaba sobre la antena, cayó al suelo y se rompió en mil pedazos, abandonado en el olvido de la inesperada situación. Los trabajadores del circo detrás del telón salieron de las sombras para auxiliar a mi madre. Trataron de alzarla, pero mi madre, aferrándose a su gravedad, decía que no podía moverse, que el momento era ahora. Mi padre se remangó las mangas de su camisa de satín morado y ubicó las intimidades de mi madre frente a él, e inclinándose en ellas empezó la labor de parto.

Fueron casi quince minutos en los que la audiencia se mantuvo en silencio, los reflectores del escenario prendidos y quietos en la acción, los técnicos sumergidos en la confusión y mi madre gritando de dolor. Y entonces en el grito más agudo, mi llanto nauseabundo de aire inundó el momento.

Entonces, respondiendo tus preguntas: ¿Dónde? En un circo. ¿Cuándo? En el momento favorito de mis padres.

Paco: ¿Así te lo contaron tus padres?

Manuel: No, así me lo imaginé después de que me lo contaron. Soy un fiel creyente de mi imaginación.

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