¿Es Nintendo Labo una traición?

William Montoya
EÑES
Published in
3 min readJan 18, 2018

--

Cuando todos nos preguntábamos cómo haría Nintendo para mantener el ritmo de ventas que tuvo Switch durante el 2017, la respuesta de la compañía nipona fue tomar un rumbo diferente. En lugar de mostrar más juegos o las aplicaciones que tanto lleva pidiendo su audiencia más hardcore, tomaron el camino difícil: abrir nuevamente el mercado.

Nintendo Labo no es un gimmick impuesto a los jugadores como los controles por movimiento del Wii, el tableto-mando del Wii U o el 3D sin gafas de la Nintendo 3DS, sino de una propuesta de juego hecha específicamente para atraer a los niños (y sus padres) a la plataforma, un complemento, más no un sustituto, a los modos de juego que ya existen para Nintendo Switch.

Sólo Nintendo podría tomar el riesgo de poner a los niños a jugar con cajas de cartón en pleno siglo XXI.

En una época en la que los grandes de la industria se centran en juegos AAA, dispositivos de realidad virtual, tecnología 4K y videojuegos como servicio, Nintendo nos regresa al concepto de juego como experiencia, en la que importa tanto lo que tenemos en nuestras manos como la imaginación y las posibilidades de expresión que representa.

Sin embargo, como toda innovación, Labo ha levantado miles y miles de voces en contra.

Desde los que critican que Nintendo ahora nos venda cartón, hasta los que dicen que los Toy-Con van a alejar a la audiencia y a hacer quedar a los nintenderos nuevamente en ridículo, el rechazo a Labo viene por no entender qué significa realmente la apuesta de la empresa de Tatsumi Kimishima y por desconocer los 129 años de trayectoria de Nintendo en el mundo del entretenimiento y de las experiencias de juego.

No, Nintendo Labo no es una traición a los jugadores, es tan solo una manera de conquistar audiencias nuevas, atraerlas a la idea de una consola de juegos en un mundo ahora dominado por los dispositivos móviles y las micro-transacciones.

Para lograrlo no basta solo con juegos de la talla de Mario Odyssey o The Legend of Zelda Breath of the Wild, se necesita una puerta de entrada, una idea atractiva que reinvente la forma en que la industria y el público más joven percibe a las consolas.

Durante años se criticó que los videojuegos nos desconectaban de la realidad, hoy, gracias a la valentía de Nintendo, tenemos una oportunidad de conectar obras hechas a mano con lo que sucede a través de una pantalla. No es perfecto (sobre todo por el precio y por la aparente duración limitada de cada experiencia), pero sin duda es una llave que abrirá muchas puertas y que hará que Nintendo siga siendo relevante y eso, para mí, es más que suficiente.

Con imágenes e información tomadas de www.nintendo.com

--

--

William Montoya
EÑES

Periodista, videojugador y cinéfilo — @dejesumensaje