Esos demonios

Jenn Sarrià
2 min readMay 10, 2018

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créditos de la imagen: We Heart It

Lo bueno de permanecer siempre distante, siempre desde lo lejos; es que las personas no terminar por descubrirte, es decir que te conviertes en un ser inescrutable, completamente imposible de predecir. Difícil ante lo fácil que son el resto de las personas a tu alrededor, aquellos que con solo mirar una vez ya estás seguro del paso que van a dar a continuación.

Lo mejor de estar siempre apartado del común, es que no tienes que estar escuchando ni compartiendo agonías, que de hecho, no le interesan a medio mundo.

La soledad y la lejanía son los únicos lugares en los que podemos evitar que las personas conozcan nuestro verdadero yo, ese ser que no somos capaces de dejar salir, al que muchas veces ni siquiera aceptamos nosotros mismos. Ese ser que nos muestra con crudeza nuestra realidad; realidad de la que muchos de nosotros escapamos, porque son partes de nosotros que hacen dolorosa la vida por fracciones de segundos. A veces, cuando las paredes del alma se llenan de oscuridad y no hay nadie a mi alrededor, siguen siendo mis demonios y mis fantasmas los únicos que me acompañan en medio de las agonías. Ellos me demuestran que no hay nadie más, y que tampoco los necesito, que somos ellos y yo, que al final de cuentas, nadie va a sentir nunca en carne propia todo el dolor que puede correr por tus venas.

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Jenn Sarrià

Aquí es cuando me siento en mi oficina de New York Times. Writer and Storyteller.