Especulación del ser

Norber Tebes
EÑES
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2 min readMar 1, 2018

Me da por fumar cuando quedo reducido. Yo no soy tanto yo, sino lo que queda de mí, luego de tu oscilación en el crepúsculo en tu depto en Rosario que te vio desnuda, de frente a la ventana. El que prende un cigarrillo no soy yo. Son mis restos. Yo me quedé mirando cómo te vestías de vergüenza y cómo ocultabas el color de tus tremendos labios del crepúsculo que relumbraba tu huida al baño con el corpiño, la bombacha, la expresión de que te gustó, esas cosas que no se esconden del todo, y yo miro esa huida, y estoy desnudo pero aparte no tengo nada que esconder, por más redundancia que parezca. Agarrás el celular y vas a tu pieza y yo, lo casi yo, lo remanente de mí, queda en el comedor, fumando, pensando en que, si me animo a más, podría convertirme en la misma inmateria que compone el sueño que ahora me estimula y me guía por el aire del comedor, donde aún prevalecen, mezclados con el humo que se levanta desde el cenicero, los fotogramas de lo que sos, acabás de ser, con tus habilidades escondidas a propósito, con tu cuerpo más diurno, con tu voz aumentada a gemido y disminuida por la sensación de peligro de vecinos escuchando, mientras me voy quedando dormido, me pongo a saltar sobre el sillón con las diferentes imágenes y me parece ver a un tipo durmiéndose en el piso con el pucho prendido en una mano.

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