«Estoy muy viejo para esto»

Y me refiero a la tecnología

Literacy: palabra en inglés que refiere al alfabetismo sobre algún tópico. Por ejemplo, movie literacy nos hace conocedores del arte, nos hace entender por qué tal toma está bien dirigida o compuesta, por qué tal escena destaca sobre las demás, o a un nivel mas bajo, entender que un corte no significa que la película terminó y comenzó otra.

Hace poco vi un video que hacía que sus espectadores se pusiesen a pensar qué deberían haber pensado las personas cuando vieron el primer corte en una película. El entrenamiento mental que la gente tuvo que hacer para entender este recurso y empezar a naturalizarlo. Es algo bastante interesante, y se puede razonar de la misma forma para varias cosas.

El sistema de ventanas en un sistema operativo para computadoras es algo con lo que muchos nacen. Pero debe haber sido toda una revolución y entrenamiento en un primer caso. Es más, yo podía manejar ventanas sin problemas pero tuve que hacer un buen esfuerzo para entender el concepto de las pestañas en un navegador web.

Dos factores, en mi opinión, hacen que nos apartemos de un ambiente como la tecnología en nuestra adultez: falta de tiempo y simplificación de nuestras exigencias.

Falta de tiempo por la vida que empezamos a llevar, no todo gira alrededor nuestro y tenemos que empezar a atender distintas responsabilidades. Ir a trabajar, pagar impuestos, ser padre, madre o ambos. En fin, se entiende el punto.

Por otro, lado la falta de exigencias. Como yo lo veo, con el tiempo dejamos de querer las últimas o mejores cosas. Queremos algo que funcione a nuestra medida, que cumpla nuestras necesidades y no mucho más.

En mi caso, por un tiempo en mi smartphone solo quería la posibilidad de una que otra consulta web, y poder gestionar mails. Pero mientras avanza la web, los navegadores se hacen mas robustos, y justo esta nueva aplicación de mail es genial pero necesita un teléfono más moderno. Entonces cambio mi Android 4 por uno que tiene la versión 7 y, ¡¿oh Dios mío!, ¿en dónde corno estoy?

En el tiempo en que me perdí, aparentemente el sistema se hizo más simple. Sí, más simple, ¡pero no para mí!

El nuevo sistema es un conjunto de alfabetismo que se fueron sumando y lograron que el sistema parezca simple (de hecho lo es, el ejemplo es como los infantes lo pueden manejar sin mayor dificultad), pero no es la misma forma en la que yo lo usaba antes. Tengo que entrenarme y hacer una «traducción» mental del proceso anterior y qué significa ahora. ¿Que tengo que hacer swipe para arriba para abrir mi cajón de apps?, ¿swipe es deslizar? ¿Y deslizar no es lo mismo que apretar el botón? Ahh porque el botón ocupaba espacio... entonces es más simple ahora.

Nada de esto me pasa en realidad. Al menos no con Android. Pero sí con los videojuegos. No tengo tiempo de jugar, y como escribí en otra entrada, a veces hasta prefiero jugar a los viejos y recordar no solo el juego sino lo que me causó en su tiempo; antes que aprender algo nuevo que parece ser una repetición de algo que ya jugué incontables veces antes.

El problema se da cuando sale algo que sí me llama la atención como para aprenderlo. Tengo que aprender de cero muchas cosas nuevas, que ya están dadas por sentadas. For Honor es el nuevo juego de Ubisoft que me llama mucho la atención, y soy muy malo. Me cuesta absorber tanta información junta, además tengo que romper viejos hábitos que no funcionan en este juego (ni en casi cualquier juego moderno), y tengo que traducir cosas que antes se hacían diferente.

¿Cuál es el punto bueno de todo esto si es que lo hay? ¿Estoy demasiado viejo para las cosas nuevas? Bueno, no.

Todo se aprende, el problema es cuánto tiempo te lleve. No es que estemos más lelos o la edad nos pese, es el trabajo mental que tenemos que hacer, es mucho más que alguien que nació con eso o nunca se salió del contexto. Esforzarse en intentar es mejor que nada, y entender esta mentalidad también ayuda, porque un grave error es creer eso que nos decimos y que nuestro cerebro actúe acorde (busquen profecía autocumplida). Sigamos intentando y tratemos de que no nos afecte lo que los adolescentes nos digan. Odiémoslos en secreto.