Daydreaming, Radiohead.

Radiohead en Bogotá

La ironía de sabernos tontos

Y repetir ciertos gestos pop hasta el agotamiento

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El momento esperado llegó. Marcado un 25 de abril, los meses previos fueron un ejercicio de paciencia. Recorrieron Latinoamérica, las notificaciones de amigos dispersos en el cono sur advertían de grandes instantes y no solo de one hit wonders. De coros multitudinarios y alegría contagiosa, más potentes que el viral de moda. Estuvieron acá, salieron a tiempo, hicieron 3 encores. Y quedó la historia, la misma de la que extraigo un fragmento de serotonina textual.

Radiohead en algún momento, not only On A Friday.

La canción insignia de la banda tiene historia de repulsa para sus integrantes. Sin embargo, es la que funciona en cualquier antro después de la 1 A. M., la de corear futbolero sobre las manchas de cigarrillo de una existencia gris. La banda la pone y la quita en sus interpretaciones, ubicándola como un bonus track de esos que enmarcan ocasiones especiales de Instagram. A saber, todo el espectro disponible del fracaso que abarca tanto divorcios como velorios.

De poco ha servido la sofisticación alcanzada en 20 años, es un karma noventero que, al parecer, la banda asume con benevolencia. «No es para tanto», pensará Colin cuando repasa los royalties que genera por reproducciones. Llegado a este punto, que saliera en su parada colombiana era esperable. Me atrevo a afirmar que el motivo de compra para un 99 % de los asistentes era escuchar y cantar la pieza esa misma noche.

Pero, hasta no ver no creer. En un sold out, bajo la lluvia de toda una noche, en Colombia Radiohead cantó la canción definitiva de su repertorio: «Creep».

Otro momento de la banda y su potencia en vivo.

¿Cómo baila uno con alegría tantas piezas tristes? Lo escribí en Twitter, fue la ocasión en la que más veces me asistió la perplejidad. Pieza tras pieza, pese a que muchas estaban cantadas como parte de un repertorio con pocas variaciones en la gira, hubo momentos de danza frenética, otros de pogo, unos cuanto más reflexivos en los que abrazos desconocidos se fundían en esa alegría extraña de asistir a un «soye» único.

Hasta que Thom Yorke dijo:

«Esta es una canción importante, a veces. Otras, no lo es tanto».

Arrancaron los acordes, lentos, estereotipados. En simultáneo, las 50.000 almas cantamos la letra en perfecto inglés de manual, misma de vergüenza para Thom pero sello generacional para millennials y vergonzantes de la generación X que repudiaban el grunge.

Una canción destinada a ser flop por una letra quejumbrosa que, a la distancia es inferior a ese grito generacional que es Smell Like Teen Spirit, advierte de las tensiones entre las dos fuerzas creativas de Radiohead, su guitarrista Jonny Greenwood y Thom Yorke.

Al escrachear la guitarra para sabotear las quejas del cantante, Greenwood hizo una carambola que devino en hit. También en una marca: Radiohead escribe un pop melódico con hondura y pretensión. Es lo que amamos de su música, con sus avances y retrocesos.

Sin embargo, lo que fue una subversión en su momento, hoy es un capricho. Tal vez, una farsa. Un gesto divertido para subrayar el avance del tiempo, la derrota y la ganancia, la gloria y el olvido. A medida que las visuales estallaron en toda la gama del gris, sentí que no era tan weirdo por estar ahí, sino todo lo contrario.

Yorke iba y venía entre el coro y los riffs, dejando poco a poco el desgarramiento para descender en un postureo sencillo, como el mero juego. Era un acto vital para conectar con una audiencia que buscaba un ajuste de cuentas generacional. En ese momento, cuando la canción parecía no dar más de sí, no pude más que reírme sin parar, a mandíbula batiente, con los brazos cruzados y empapado por una lluvia que no hacía más que aumentar.

Radiohead no concluyó «Creep». Desde la tarima, Thom también reía. Ese fue el gesto funambulesco de alguien que no toma tan en serio lo que los demás sí. La ironía devuelta a las masas, ya no como motivo para una subversión o un grito, sino desarmada, envuelta y prefabricada en una canción que suena hermosa en su base rítmica, incluso con el scratch, perfecto hasta la irritación, de Jonny en estado de gracia.

El tuit del que hablé hace unos instantes:

They played Creep! Un hilo de reedit:

How rare is it for Radiohead to play Creep in a concert. Otro hilo de reedit:

Y un artículo, de mis preferidos, sobre esas canciones que dan vergüenza a sus autores:

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cerohd
EÑES
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★ Creado en 2013, este es el blog del Imaginauta, conocido bajo un anterior avatar como Hijo de la máquina★