La tiranía de los cuerpos perfectos

Mostrar más tipos de cuerpos en los medios de comunicación nos beneficiaría a todos

Kalen López
EÑES
6 min readFeb 8, 2018

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Carta usada por jueces en el concurso de Miss Universo; publicada en The Mirror, 1959

«Que feo cuerpo que tiene. Horrible», esa fue la reacción de mamá al ver a Elisabeth Moss con un vestido corto y de espalda abierta, en uno de los últimos episodios de la aclamadísima The Handmaid’s Tale. Entre las muchas cosas por las que había querido mostrarle esa serie a mamá, estaban precisamente los momentos en los que se advierte el cuerpo de la protagonista de maneras sensuales. Escondida bajo el vestuario de las criadas (largos vestidos rojos hasta los tobillos de mangas largas y escotes inexistentes), mamá apenas se había parado a ver que el cuerpo de la protagonista no era precisamente parte del estereotipo que acostumbramos a ver: más bien, era una mujer de baja estatura, espalda, caderas y piernas más anchas de lo «común».

La primera vez que vi esto, me sorprendió para bien: personalmente estoy harta de que ilustren siempre los mismos tipos de cuerpos en series y películas (y todo otro tipo de audiovisual).

Elisabeth Moss y Joseph Fiennes en ‘The Handmaid’s Tale’, temporada 1, episodio 8 (EE. UU., 2017).

Cada vez que aparece un cuerpo de caderas mas anchas, sin un abdomen completamente plano, o algún rostro que se desplace de las ideas preestablecidas como «bellas», lo celebro como algo refrescante, una osadía por mostrar más diversidad de bellezas y ampliar ese horizonte tan estrictamente delimitado. Recuerdo haber sentido lo mismo viendo la serie sueca Skam, con una amiga. De hecho, tengo patente el momento en el que dijo que le gustaban las protagonistas porque mostraban «cuerpos normales».

Sin embargo mamá reacciona así: «horrible». A lo cual respondo: «tiene el mismo tipo de cuerpo que el tuyo». Lo cual es cierto. Hay un segundo de silencio en el que se queda mirando a Elisabeth en la pantalla, y luego asiente.

Los cuerpos perfectos y los juicios de imperfección

¿De dónde salen estos juicios que emitimos sobre los demás, y de esa manera también sobre nosotros mismos? Precisamente de la misma representación de cuerpos. La idea del estereotipo es que es un único modelo, un orden de características específicas, un ideal de belleza. Ante este, cualquier cuerpo que quiera atentar al mismo estatus pero lo perturbe de alguna manera, es juzgado como algo horrible, y en el caso de las mujeres, incluso antifemenino.

Hace poco tiempo escuché a una mujer decir que un cuerpo femenino debe estar en forma y tonificado: esto deja en claro que cualquiera que quiera ser femenina no puede ni estar a más peso ni tener panza, o incluso tener una musculatura trabajada como se acostumbra a ver en los hombres. Cualquiera de estas opciones es desagradable a la vista. Este tipo de juicios es solo uno de los tantos que he escuchado en mi corta vida, y refleja la mentalidad por las cuales muchas mujeres se rigen. Normalmente advierto más esto al escuchar como hablamos unas de otras despectivamente, opinando por qué deberían usar o no usar tal ropa o mostrarse de cual o tal maneras. Un ejemplo claro es el verano en la playa: He escuchado muchas veces el argumento de que una mujer gorda con panza, flotadores o rollos «da asco» o no es «placentero de ver». Es algo ridículo, que deja en claro algo: como nos ven los demás siempre es más importante que como nos vemos a nosotros mismos.

Pero lo que verdaderamente da terror del asunto, es que el tema de los cuerpos adecuados, los cuerpos perfectos, los buenos cuerpos, es un ciclo macabro que recicla estos juicios para que al mismo tiempo en el que los emitimos a los demás, nos los emitimos a nosotras mismas, y los recibimos de otros y otras especialmente de los medios masivos de comunicación. Chocolate por la noticia: la formación de una mente colectiva ha sido y es orquestada por las industrias de moda, los programas de TV, el star system, y muchas otras cosas que la gente toma por la voz de la verdad. Es una maquinaria que además de elaborar un «bien» y un «mal», alimenta la cultura de la competición, y de la valorización de ciertos cuerpos sobre otros. Un ejemplo obvio son los concursos de belleza, que por mucho que los quieran defender, intrínsecamente siempre han escondido una declaración: la que ganó es la más bella, las demás no eran lo suficientemente bellas. Y ni hablemos de las que ni siquiera están en el concurso.

Entonces, estamos bombardeados por imágenes en donde solo prevalece un tipo de cuerpo, y por consiguiente, solo un fragmento pequeño encuentra representación: el resto solo se ilusiona un poco, y se odia un poco más por no tener ese cuerpo. Creo en el fondo que todas pasamos por el momento de vernos al espejo y querer, desear fervientemente tener un «buen cuerpo».

Los cuerpos perfectos y los cuerpos saludables

No necesito decir que a partir de esto muchas personas, consciente o inconscientemente, elaboran hábitos autodestructivos. La idea de que deberíamos siempre estar más flacas, genera que se pierda de vista lo que es mejor para nuestro cuerpo en términos de salud. Hay personas que terminan haciendo excesiva actividad física o teniendo pésimos hábitos alimenticios con el solo objetivo de bajar más de peso de lo que quizás deberían. Anteriormente mencioné Skam donde uno de los personajes ilustra esta obsesión con el cuerpo alimentándose pésimamente, e incluso vomitando.

El tema entonces es que ya no se busca una vida saludable (aunque muchas veces, se use esto de excusa), muy dentro, la que mueve los hilos es esa idea implantada de tener un cuerpo «perfecto». Así como la que también hace que nos miremos desde el espejo y nos percibamos tan desagradables hasta llegar al odio.

‘Skam’, temporada 4 (Suecia, 2017). Donde vi chicas adolescentes con panza y papada.

No hablo por hablar: si digo que nunca he cuestionado a mi cuerpo por no ser igual a los «buenos», o he deseado tener otro completamente diferente, estaría mintiendo. He deseado tener un cuerpo que no podría lograr aunque (figurativamente) me matara intentándolo. Y gracias a eso he llegado a estar angustiada por sentir la obligación personal de tener que mejorarlo haciendo cosas que verdaderamente no me hacían sentir bien. He visto también una persona muy cercana a mi luchar contra la anorexia nerviosa y teniendo aún dificultades hoy en día para poder aceptar su cuerpo tal cual es. He aquí el asunto enfermo: cuando sentimos que aceptar nuestro cuerpo como naturalmente es, es inaceptable.

Pero aceptar la forma natural de nuestro cuerpo, siempre es la opción predilecta para estar emocionalmente saludables como seres humanos. El resto es optar por la mejor alimentación y el ejercicio que elijamos para llevar una vida sana y completa.

La mentira de los cuerpos perfectos

No quiero dejar de decir, que a pesar de que estoy hablando desde la perspectiva del género femenino, esta es una problemática que atraviesa también a los hombres. También para ellos se establece un ideal de cuerpo, que siempre tiene que ver con la virilidad. Un cuerpo fuera de estas características (nombremos vagamente, una alta estatura y una musculatura prominente por ejemplo) se entiende muchas veces como débil, o desagradable. Entonces, puede que las mujeres suframos una presión social aún mayor por tener y buscar el cuerpo perfecto, pero eso no implica que el género masculino esté exento de este problema. De hecho sus «cuerpos ideales» están marcados por el mismo machismo con el cual se ha formado el estereotipo femenino.

Asi que, supongo que a todos nos han dicho alguna vez que a nuestro cuerpo hay que amarlo tal y como es, y que la belleza es subjetiva. Ya, pero ¿quién se cree verdaderamente eso así de fácil? Peor, ¿quién lo practica para con los demás?

La representación que recibimos en los medios, lo queramos o no, en cierta manera nos valida. Las ideas que tenemos sobre nuestros cuerpos y los cuerpos de los demás, están intrínsicamente creadas y sostenidas por los medios masivos, los medios audiovisuales.

Por eso es tan importante que haya cada vez más diversidad de cuerpos, y que sean tomados en serio, no como un mero gag. Sino que de a poco se vaya avalando desde el lugar de construcción de la idea del cuerpo perfecto, la nueva idea de que no hay un solo cuerpo, sino muchos. Y todos tienen por igual, la misma potencia sensual, y el derecho de ser mostrados, aceptados y queridos.

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