Las 10 mejores escenas de la séptima temporada de ‘Juego de Tronos’

Re-disfrutando la serie más importante de la televisión

Rafa Zamorano
EÑES
9 min readAug 29, 2017

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Jon Snow y Daenerys Targaryen en esta séptima temporada. Fuente.

ATENCIÓN: ESTE TEXTO CONTIENE MUCHOS SPOILERS DE ‘JUEGO DE TRONOS’, Y ESPECIALMENTE DE ESTA SÉPTIMA TEMPORADA.

Con el final de esta ansiada séptima temporada de Juego de Tronos, llega la larga espera hasta la publicación de los seis episodios restantes de la serie. Y con esta larga espera llega el espacio para revaluar la serie hasta ahora, comenzando precisamente con lo que marca las diferencias entre Juego de Tronos y, bueno, cualquier otra serie en la historia de las series: las escenas.

Juego de Tronos puede no ser la serie con el mejor desarrollo. Pese a ser una historia rompedora en varios aspectos, su guión se ha normalizado y lo que antes eran sorpresas impredecibles ahora son arcos narrativos de lo más naturales. Sus personajes son legendarios, pero la batalla por la corona a «los mejores personajes de una serie» es encarnizada y Juego de Tronos no es la indudable vencedora en esa arena tampoco. Sin embargo, cuando hablamos de escenas… Ah, amigo: ahí sí que la victoria de Juego de Tronos es incontestable.

Juego de Tronos nos ha deleitado durante los años con escenas inolvidables. Desde la decapitación de Ned y la infame Boda Roja hasta la muerte de Jon Snow, desde una joven Daenerys emergiendo de las llamas con sus dragones en la primera temporada hasta la Daenerys ya adulta escapando de la arena de Meereen a lomos de Drogon, desde el flashback que reveló la identidad de Jon hasta la macabra muerte de Oberyn Martell, la serie consigue una y otra y otra vez producir las escenas más potentes de la televisión, con una combinación sin precedentes de sobresaliente factura técnica y enorme carga emocional.

Así las cosas, y como homenaje personal a una temporada más de la mejor serie que he seguido, aquí va mi lista de las diez mejores escenas de Juego de Tronos de esta séptima temporada.

10: La última espina de la Reina de Altojardín

«No hay rosas sin espinas», dice el refrán. Y Olenna Tyrell, la Reina de las Espinas y también una rosa sin parangón en Poniente, perdió su partida y aceptó su castigo… Pero no sin antes dejarle un último recuerdo a sus enemigos:

Las últimas palabras de Olenna Tyrell. Versión original.

Olenna, con el rencor que se guardó de todas y cada de las ofensas de los Lannister, le confiesa a Jaime que ella, y no su hermano Tyrion, asesinó al primogénito de Cersei y Jaime: al mismo Joffrey «Baratheon» que tanto daño había hecho y a quien Olenna simplemente no quería aguantar cerca de su nieta Margaery. Su victoria incluso en la derrota hace aún más admirable a una mujer que mantuvo el tipo — y mucho más — en un mundo de hombres, siendo el alma y el cerebro de una de las principales familias de Poniente que, desgraciadamente, murió con ella aquel día en Alto Jardín.

9: Euron ataca la flota Greyjoy

Tan pronto como el segundo episodio, Euron «el-nuevo-villano-de-la-serie» Greyjoy ya nos dejó una de las escenas más memorables de la temporada. Como un demonio surgido de las profundidades del océano, emergió de las aguas y asaltó la flota Greyjoy, que quedó destrozada y hundida. Capturó a Yara, Ellaria y Tyene, y mató a Obara y Nymeria, colgando sus cadáveres en la proa.

Euron Greyjoy ataca la flota de Yara y Theon. Versión original.

La escena de un Euron sonriente, eufórico y borracho de adrenalina aterrizando en la cubierta de la nave Greyjoy ante el estupor de los presentes quedará en la retina de muchos de los espectadores como la imagen de Euron Greyjoy. Esa escena consiguió desverlarnos más acerca de este nuevo villano de lo que habrían conseguido quince minutos de conversaciones — y al final, en eso consisten el cine y la televisión: en entregarnos escenas memorables.

8: El gesto de Meñique al ser acusado de asesinato y traición

Meñique era, hasta ahora, el personaje más «JuegoDeTronosiano» de todos los personajes de la serie, con permiso de Cersei Lannister. Sus objetivos estaban claros; sus métodos, también. Era manipulador y mentiroso, y no tenía escrúpulos ni lealtades para con nada ni nadie. Sus tejemanejes incluían a todas y cada una de las personas que se le cruzaban, incluso, como Sansa le hace ver, a aquellas a las que decía «amar». Quería el trono y su fijación en ese objetivo le daba una ventaja ante todos sus competidores, compensando así su falta de credenciales o de influencia nobiliaria.

La última escena de Meñique. Versión original.

Sin embargo, el riesgo permanente de ese modus operandi acabó sobrepasando incluso a un experto manipulador como Meñique. Sansa, como ella misma admitió, aprende muy bien — aunque no especialmente deprisa — y nos entrega un momento muy Darth Vader en pleno Juego de Tronos: el momento en el que el aprendiz sobrepasa al maestro y además se da cuenta de que su maestro estaba errado desde el principio. Con esto, Sansa le ha dado el final más digno de Meñique al propio Meñique… Después de darle el final más digno de Ramsay al propio Ramsay. Sólo le queda Cersei.

7: El invierno llega a la Casa Frey

Muchos creyeron que era un flashback. Walder Frey daba un discurso en su salón principal, donde había reunido a los innumerables Freys, sonrientes y felices tras la victoria ante sus enemigos ancestrales, los Tully. El discurso comenzaba bien, ensalzando la victoria y a sus familiares, pero pronto tomó una deriva peculiar, una crítica feroz a su constante cobardía, y poco a poco fuimos siendo conscientes de que había gato encerrado.

El invierno llegó a la casa Frey. Versión original.

El momento en el que Arya ve su venganza realizada, se desprende de la máscara y anuncia que «el invierno llegó a la casa Frey» es, además de una escena escalofriante, una suerte de culminación de la transformación de Arya en asesina a tiempo completo. Es la joya de la corona de su personaje hasta ese momento — aunque no tengo ninguna duda de que le espera al menos otra intervención memorable en esta temporada.

6: El gesto de Jaime ante Drogon

Durante el ya famoso #LootTrainAttack, pudimos apreciar de primera mano — ¡y desde la comodidad de nuestro sofá! — el poder destructivo de un dragón. Los dothraki ya son la monda lironda, pero hasta la aparición de Drogon, Jaime Lannister creía en sus hombres.

Jaime en la Batalla del Campo de Fuego. Versión original.

Su gesto al ver a Drogon — en el minuto 1:55 de este vídeo , o 3:55 del vídeo en versión original — es de desesperación absoluta. Es el rostro de un hombre al que le han roto los esquemas, de un hombre al que se le han desplomado los pilares de su mundo en un solo segundo. Es ese gesto que haríamos si apareciera un fantasma una noche en nuestro cuarto, si escucháramos el rugir de un T-Rex en nuestra ventana, si un OVNI aparcara en nuestro jardín. Es el gesto de «Joder, ¡era cierto!», pero aplicado a una situación de vida o muerte. Es el tipo de escena que Juego de Tronos puede producir porque llevamos 70 horas de televisión siguiendo la vida de Jaime y sabemos que, en lo que a él respecta, los dragones no existen… Hasta que existen.

5: El Rey de la Noche abate a Viserion

Juego de Tronos lo volvió a hacer. Tras poner a nuestra banda de 7 samuráis en una situación insalvable — y más aún perdiendo al comodín de la baraja, el revive-muertos Thoros de Myr, que en paz descanse — , rodeados del ejército de la noche, congelados, hambrientos y bajo asalto de los no-muertos, Daenerys Targaryen acude a su rescate a lomos de Drogon… Sólo para ver como el Rey de la Noche se pone el gorro de «Campeón Olímpico-y-extra-Olímpico de Lanzamiento de Jabalina» y abate a Viserion de un certero disparo. Llevamos siete temporadas maravillándonos ante la majestuosidad y, ¿por qué no confesarlo?, el potencial destructivo de los dragones, y ahora, a las puertas del clímax final de la serie, uno de ellos cae abatido por el malo de la película.

El Rey de la Noche abatiendo a Viserion. Versión original.

Juego de Tronos tendrá fallos — los tiene, está claro y fueron muy evidentes en este sexto episodio — pero nos da escenas que, simplemente, no existen en ninguna otra serie.

4: Bran y Meñique

El momento en el que Bran le dice a Meñique «Chaos is a ladder» — y sí, lo pongo en inglés porque la frase lo merece — es un momento absolutamente top de Juego de Tronos. Es la frase estrella de Meñique, que lleva años ya rondando de meme en meme, imprimiéndose en camisetas y asolando twitter. Escuchar — y ver — a Bran devolverle el boomerang con toda la inquina del karma venido a reclamar sus deudas ha sido un momento cumbre de la serie.

Escena entre Bran y Meñique. Versión original.

3: La caída de El Muro

Sabíamos que esto iba a suceder, y de hecho lo predijimos al principio de esta séptima temporada: ningún autor que se precie pone un muro infranqueable en una historia si no pretende que, en algún momento, alguien lo supere. Ese momento llegó en el season finale de esta penúltima temporada, con el Rey de la Noche a lomos de su dragón de hielo, usando la magia imbuida en el aliento de estas míticas criaturas para derribar no sólo la estructura en sí misma sino también las protecciones místicas de El Muro.

La caída de El Muro. Versión original.

La escena es escalofriante: este muro del que tanto habíamos oído hablar, este obstáculo que durante milenios ha protegido a los humanos de las criaturas del Norte, esta salvaguarda de la civilización, cae sin más, sin demasiado esfuerzo, ante la impotencia y el horror de los que debían defenderlo. Ahora no hay obstáculo alguno entre los vivos y los muertosand the dead are coming.

2: Joenerys

Llevábamos siete temporadas — más de setenta horas de televisión — siguiendo, mayormente, a dos de los personajes de Juego de Tronos: a Daenerys Targaryen y a Jon Snow. Aunque empiezan de cero y al principio de la serie no están ni remotamente cerca de los puestos de mayor influencia, su juventud, sus ganas de comerse el mundo y su osadía ante la adversidad los hacían magnéticos. Juego de Tronos les reservaba, temporada tras temporada, algunas de las escenas más impactantes, algunos de los momentos más relevantes, algunas indicaciones — más grandes o más pequeñas — de lo que estaba por llegar. Por eso, la revelación en el último episodio de esta temporada de que Jon es realmente Aegon Targaryen — aderezado además con un emotivo flashback a la boda secreta entre el Príncipe Rhaegar y Lyanna Stark, un momento de enorme importancia real y simbólica para los lectores de ‘Canción de hielo y fuego’ — y la escena en la que se superponen la narración de Bran y Sam con la escena de marras entre Jon y Daenerys es tan sumamente impactante.

La confirmación de que Jon Snow realmente es Aegon Targaryen. Versión original.

No diré que esto se veía venir desde la primera temporada porque no tiene por qué ser cierto. Pero creo que todos teníamos claro desde hacía un tiempo que el objetivo de la serie, el destino final hacia el que nos dirigíamos, era este: el del hielo y el fuego unidos en forma de los dos personajes principales. Tenerlo en nuestras pantallas tras tantas horas y tantos años de ver a estos personajes crecer es exactamente lo que hace que Juego de Tronos sea la serie más trascendental de nuestros tiempos. Ninguna producción televisiva puede darnos una escena del calibre de finalmente ver la unión entre Jon Snow y Daenerys Targaryen, porque ninguna tiene la profundidad y el desarrollo a largo plazo necesarios para dotarla de la fuerza narrativa que le imprime Juego de Tronos. Aquí, en el combate cuerpo a cuerpo que representan las escenas para una serie, es donde Juego de Tronos es sencillamente imbatible.

1: El Rey de la Noche revive a Viserion

El sexto episodio de esta temporada fue uno de los puntos más bajos de Juego de Tronos, al menos en las últimas temporadas. Una misión sin sentido se combinó con la reticencia de los guionistas a despachar a algún personaje querido por la audiencia — siempre pensaré que Tormund tenía que haber muerto en esa batalla— para darnos uno de los episodios más flojos de la serie. Y aún así, Juego de Tronos se las arregló para dejarnos quizá la escena más impactante de la temporada… Que vino después del shock de ver al Rey de la Noche abatir a Viserion

El Rey de la Noche resucita a Viserion. Versión original.

Esa toma, moviéndonos lentamente por el lateral del rostro de un Viserion abatido, contemplando el relieve de sus escamas, el perfil de los picos en su espina, para finalmente detenernos en la cuenca de unos ojos cerrados, los de un animal muerto; esos segundos de más que ofreció Juego de Tronos sin sonido, sin movimiento, sólo con el más leve de los zoomsEl sentimiento de desesperación, de miedo, de adrenalina y de que las reglas del juego han vuelto a cambiar es inevitable cuando los ojos de Viserion se abren de nuevo.

Porque son azules. Y vienen a por los vivos.

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Rafa Zamorano
EÑES

St Andrews alumn. Hoy día en Madrid. Editor de EÑES. Fundador de @PuntoyComaMed.