Los misterios en la magia de Hitchcock

‘La ventana indiscreta’

Camilo A. Romero
EÑES
9 min readSep 6, 2017

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Mi primer contacto con las películas de Hitchcock fue en una edad madura de conocimiento cinematográfico. Y le agradezco a la vida que haya sido así. Ya que considero que las cintas de este director van mucho más allá que sencillamente entretenerse y maravillarse con su magnífico suspenso.

La primera película que vi de Hitchcock fue Psicosis. Era la más obvia y más recomendada primera elección. Y debo decir que quedé maravillado con ciertas cosas que para la época de realización resultaban ser novedosos recursos narrativos y técnicos, que sin lugar a dudas me invitaron a querer saber más de las manos detrás de la obra, que entre la historia, la producción, la dirección y la música, resulta ser una obra maestra.

Pero no será este el texto en el que analizaremos a fondo esta gran película, porque desde mi punto de vista hay otra película, de una etapa mucho más madura del director, que resume perfectamente toda su vida artística y sus fascinantes métodos y técnicas.

La ventana indiscreta resulta ser ser para mí una película en la que veo a un Hitchcock con un claro y muy definido estilo cinematográfico que no agota, y con el cual decide experimentar, dándose el gusto de usar técnicas arriesgadas de realización.

Y para explicar como me atrevo a decir que esta película resume todo el concepto cinematográfico de Hitchcock, tomaré como ejemplo la secuencia inicial de la película y la presentación de los actores principales.

Antes de continuar con la lectura, sugiero ver el video a continuación:

La secuencia inicia con los créditos de la película sobre las cortinas, que una a una van abriéndose, y nos presentan el escenario donde se desarrollará la historia, como si fueran el telón de un teatro. Este escenario fue diseñado a medida por Hitchcock para que todos los elementos de la escena se justificaran y funcionaran como un todo en la película. Esta importancia que Hitchcock le da al escenario porque entiende que la historia exige que el vecindario sea un protagonista de la película, y que sus formas, callejones, adornos y ventanas, sean tan importantes como los actores. Por eso, antes de presentarnos a cualquier personaje, diálogo, conflicto o situación, le permite al vecindario presentarse ante nosotros. Ojo, no con el fin de ubicarnos, sino con el fin de presentarnos el lugar.

En las películas de Hitchcock siempre hay uno o más objetos claves que aparentemente están en un segundo plano de la historia pero resultan ser muy importantes. A este objeto le llamo el detonador ya que resulta ser el objeto que parte en dos la película creando los inesperados puntos de giro del suspenso de Hitchcock.

En el caso de Psicosis hay dos detonadores: uno es el Motel Bates y otro es el dinero que lleva Marion Crane, interpretada por Janet Leigh, entendiendo así, que sin la hazaña del robo del dinero, Marrion no hubiera llegado al motel y sin el motel no habría nada que contar mas que un simple robo. En Vértigo también hay dos: una es la pintura en la que Madeleine Elster, interpretada por Kim Novak, siente que su bisabuela habita y que la quiere poseer; y otra es la acrofobia que el Detective John Scottie Ferguson, interpretado por James Stewart, siente, lo que le produce el incómodo vértigo que lo atormenta. Del mismo modo, sin pintura no habría investigación y sin acrofobia no habría película.

En el caso de La ventana indiscreta, ya se nos presentó un primer detonador, que son las ventanas, particularmente abiertas, desde donde se puede ver todo acerca de la vida de los vecinos, lo que crea conflictos suficientes para una recurrente trama.

Para los que no conocen de qué se trata la película, básicamente narra la historia de un fotógrafo incapacitado por un accidente, que desde su ventana chismosea la vida de sus vecinos, y en eso, resulta ser testigo de un posible asesinato. Y es precisamente este el segundo detonador, el posible asesinato, ya que sin él, no habría nada qué contar. Normalmente la estructura obliga a haber un primer detonador que empuja al personaje hacia el segundo detonador, que resulta ser el conflicto central de la trama.

Habiendo dejado en claro mi percepción de los detonadores, continuemos con la secuencia.

Empieza la presentación de los personajes. Como recurso, el director escoge un plano secuencia, sin cortes, que da la sensación de que a pesar de que vamos a estar en muchos ambientes distintos hay una unidad en todos. La cámara pasa por cada uno de los vecinos que serán los sospechosos del crimen y luego nos presenta al famoso fotógrafo, L. B. Jefferies, interpretado por James Stewart, y lo vemos con calor y fundido en un sueño profundo con un pie enyesado y con el mensaje escrito en el yeso: «Aquí yacen los huesos rotos de L. B. Jefferies».

Obviando el hechos de que sabemos que es fotógrafo y que sufrió un accidente, quiero que se den cuenta como el director, sin necesidad de usar diálogos ni personajes, solo con el recurso de la imagen, nos cuenta todo acerca de este personaje.

Ya nos mostró que es un hombre que sufrió un accidente. Luego avanzamos hacia una cámara fotográfica destrozada, entendemos entonces que es un fotógrafo que sufrió un accidente. Seguimos a la foto de un auto de carreras destrozándose en el aire con la sensación de ir directo hacia donde está el fotógrafo que tomó la foto. Entendemos entonces que es un fotógrafo que sufrió un accidente por el choque de un auto de carreras que le cayó encima. Pasamos al negativo de una fotografía que resulta ser la portada de una revista. Entonces entendemos que es un fotógrafo exitoso que sufrió un accidente por el choque de un auto de carreras que le cayó encima. Miren cuanta información detallada nos dio el director con tan solo algunos objetos en un plano secuencia. Nos acaba de contar una historia sin palabras, solo con imágenes. Magistral, desde mi punto de vista.

Este recurso visual es recurrente en las películas de Hitchcock que él mismo explica en diferentes entrevistas, donde comenta que la base fundamental del suspenso es dar los datos necesarios para que el público se entere pero no explicarlos, sino dejar que las interpretaciones consuman la tensión del espectador.

Para que entiendan mucho mejor este fenómeno, dejemos que sea el mismo cine el que lo explique. Orson Welles, otro de los grandes del género, hace un ejemplo perfecto de esta definición en la escena que invito vean a continuación:

Se nos presenta a un sujeto que guarda una bomba dentro de la cajuela de un automóvil que momentos después es conducido por una pareja que avanza por una concurrida calle de la ciudad. Lo fantástico de esta escena es el recurso de tensión referente a la intranquilidad. Pero lo más fantástico es que la tensión está ocurriendo únicamente en los espectadores que ven la película porque solo ellos saben que en ese carro hay una bomba, ningún personaje en la película lo sabe. Como quien dice, rompimos la cuarta pared y Wells está jugando con nuestra cabeza.

Es un ejemplo de saber manejar los datos que entregas al público y los que no, con que generas tensión.

Otro ejemplo:

Cuenta Peter Bogdanovich que en cierta ocasión bajaba en un ascensor con Alfred Hitchcock y en uno de los pisos entraron tres desconocidos. El cineasta británico salió de su aparente letargo y comenzó a hablar, como si estuviese en medio de una anécdota.

«Fue espeluznante, se lo aseguro. Había sangre por todas partes. Le caía un hilo de la oreja y otro de la boca».

Empezó a relatar una historia ante el desconcierto de su compañero de conversación y la atención de los tres desconocidos.

«Y me agarró del pantalón en medio de la sangre y ¿sabe lo que dijo?»

En ese momento la puerta del ascensor se abrió y los tres desconocidos tuvieron que bajarse allí, intrigados por la continuación de la historia. La puerta se cerró y Hitchcock y Bogdanovich quedaron solos en el lugar.

Bogdanovich preguntó: «Bueno, ¿y qué le dijo?». El cineasta le miró y respondió con una sonrisa: «Ah, nada. Es mi historia de ascensor».

Esta anécdota es una de las mas recordadas y citadas cuando de analizar a Hitchcock se trata. Pero es que es una anécdota que resume brillantemente el concepto suspenso. Que es justo lo que sintieron los tres hombres al bajarse del ascensor y no saber cómo terminaba la apasionante historia. Pero para generar ese suspenso tuvo que atrapar a los espectadores en su historia dando datos claves que generarían tensión e intriga. Y la pregunta final, «¿Sabe lo que dijo?», es el dato que no das y que apela a la interpretación final, que finalmente es lo que genera el suspenso.

En el caso de la secuencia inicial de La ventana indiscreta no es suspenso como tal y no se trata de generar tensión sino de contar una historia por medio de una interpretación individual del público a través de datos dados y obviamente ahorrarse una innecesaria conversación, ya que no afecta en nada la historia. En Psicosis también se usó, cuando entramos a la oficina de Norman Bates, interpretado por Anthony Perkins, en donde los detalles de la oficina son claves para saber más acerca de Norman de lo que se nos ha contado en la película.

Ahora viene mi segunda secuencia favorita. La que muchos críticos llaman: «La entrada más perfecta hecha por una actriz en una película». Véanla a continuación:

La introducción de Lisa Carol Fremont, la novia del fotógrafo, interpretada por bellísima Grace Kelly, no es otra cosa que una espectacular puesta en escena con una espectacular dirección.

Escribamos la escena tal cual como pienso fue descrita en el guión. La escena inicia con un apartamento a oscuras, apenas con una tenue luz iluminando el rostro de Jefferies. En aquella luz una sombra se acerca al hombre. Luego, siempre con el rostro bien iluminado, la vemos a ella, con una sonrisa radiante. Se acerca, le da un beso, le pregunta sobre su pierna y lo hace sonreír y luego se presenta ante él encendiendo con cada sección de su nombre una lámpara distinta del lugar que finalmente terminan iluminando toda la habitación.

Maravillosa, no hay otra palabra que describa esa escena, maravillosa.

Para entenderla mejor, conozcamos más a Lisa Carol Fremont; una mujer bella y exitosa, modelo y actriz, que vive del qué dirán y que se preocupa mucho por su imagen, que goza de su belleza exhibiéndola en desfiles y cócteles, pero enamorada de un fotógrafo que es todo lo contrario a ella. Un tipo simple, que le gusta vivir detrás de sus fotos, escondido de los escándalos en la oscuridad de la soledad y amante de la tranquilidad y la sencillez.

Lejos de ser la pareja ideal de Jefferies, Lisa resulta ser lo único que lo trae de vuelta a su realidad. Ella es su luz, la luz que ilumina su oscura vida, la luz que todos necesitamos. Como lo entendería Jefferies, por muy buenos lentes que tengas, en ocasiones necesitarás un flash o no veras nada. Y nuevamente, sin tener que explicarnos esto con palabras, Hitchcock usa la técnica visual para mostrarnos la luz que significa ella en la película al presentárnosla de forma elegante e inolvidable mientras con cada sección de su nombre enciende las lámparas alrededor de Jefferies.

Con tan solo dos secuencias de no más de 7 minutos de esta película, podemos sacar toda una serie de enseñanzas cinematográficas que seguramente cambiarán tu forma de ver o hacer cine. Y esta es solo una de esas enseñanzas, hay muchas más que espero poder compartir con ustedes en una futura ocasión. Por ahora mi recomendación es ver esta película, para los que lo harán por primera vez, disfrútenla, para los que la verán nuevamente, desármenla, y hagan de esa experiencia algo emocionante.

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