Matilde
Matilde: sentada, cabeza al frente, vista al piso, manos cruzadas, descalza, medias grises, cabello sobre los muslos, uñas mordidas, buzo negro. Al frente: cerámica negra con detalles blancos, su propia sombra, un escarabajo. Derecha: la mesa con el baúl artesanal, el tapete blanco que ella misma hizo, el florero sin flores, el alcohol en gel, la bola de cristal llena de caracolas, bolinchas y piedras de colores compradas en el bazar chino, en la esquina la gran caña de bambú hueca con girasoles postizos, paredes blancas, un sillón verde con un cojín estilo quintel que ella misma hizo, sobre el sillón el control gris con un pedazo de cinta en vez de tapa, más allá; el cuarto de pilas. Izquierda: la pared blanca y en ella manchas de patadas y una teja decorativa hecha por ella misma; el corredor de una casa con varias tinajas. Detrás: una iglesia en medio de la montaña plasmada en un lienzo y una gran pared blanca.
Matilde: pensante, tratando de recordar. Matilde: asustada, ida en sí, blusa negra de tirantes, sin brasier, ojos rojos y muy abiertos, labios rosáceos y pálidos, frenillos, nariz roja del frío, cejas tupidas, cicatriz en su rodilla. Matilde: preocupada, contando el sonido de los carros, distraída, notando manchas en el piso, chocando sus pulgares repetidamente, notando los huesos de su muñeca, introduciendo sus dedos en los huecos de la media derecha cerca del tobillo. Matilde: caminando hacia su cuarto, cansada, brazos caídos, pies arrastrados, lenta, sin dejar de mirar el piso. Matilde: acostada sobre la colcha, sin cobija, cabeza hacia la izquierda, pelo en las mejillas, una pestaña en el mentón, ojos fatigados, pie derecho alargado, pie izquierdo recogido, brazo derecho al haz de su nalga derecha, mano izquierda en su frente. Matilde: Soñando. Matilde: corriendo bajo la lluvia en busca de la seguridad de no mojarse más, zapatos vino, bolso verde, gorro rojo. Matilde: en el suelo, asustada, sin saber qué pasa, viendo la lluvia, viendo al hombre correr, viendo el número de una placa, viendo el nombre del café más cercano, viendo la alcantarilla desbordada, viendo el carro acelerar y mojar las ventanas del café y al hombre que corre, viendo un sobrero en el suelo. Matilde: visión borrosa, sin su ropa, sintiendo suero en sus venas, escuchando los gritos de los médicos, contando las luces del pasillo, mordiéndose las uñas, memorizando el nombre de las enfermeras, rechazando preguntas, resolviendo el dolor en su pie derecho, tocando las gazas llenas de sangre. Matilde: reconociéndose, prestando atención al hilo descosido de la manga de su bata, buscando entender, tratando de recordar, reprochando el dolor casi imperceptible en su pie derecho, admirando el monitor fetal. Matilde: inconsciente, con las manos en la boca, doctores en la sala, «jalando» el hilo suelto de la manga, eterno hedor a látex. Matilde: muerta, uñas amarillas, manos tiesas, pies encogidos, cabello quebradizo, tez pálida, dos metros de tierra encima, olor a madera, tratando de recordar. Matilde: despierta, sudando, asustada, sábanas revueltas, cuarto oscuro, deseando desaparecer. Matilde: bañándose, frotando por entre los dedos de sus pies, acariciando su clítoris, gimiendo, pensando, pezones duros, lavando su pelo, ojos cerrados, agua caliente, vapor, espejo empañado, sintiendo después de tanto un orgasmo, recordando, secándose, limpiando el vidrio, orinando, fumando un cigarrillo, mordiéndose las uñas. Matilde: de chaqueta celeste, enagua roja, zapatos blancos, jugando con un encendedor, sentada en el sillón, cabeza al frente, vista al piso, manos cruzadas, descalza, medias grises, cabello sobre los muslos, tratando de recordar. Matilde: apreciando una viga, haciendo espacio, buscando una cuerda, fumando, escribiendo una nota, quemándola, buscando un banco, haciendo un nudo dogal, pensando, por fin logrando recordar. Matilde: en el suelo, una viga rota, recordando, llorando, oyendo al bebé llorar.