Mi querido niño

Óscar Cárdenas
EÑES
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2 min readApr 17, 2018

Camina, niño, que el tiempo no te ofende.
Camina, niño, que el sol no te prende.
Camina porque de la mano vas con el camino.
Corre, niño, porque libre eres de desdeñar el destino.

Olvida, niño, que el tiempo sana.
Porque para cuando el tiempo te cure, ya te habrá matado.
No olvides, niño, cerrar bien la ventana.
Porque los fríos vendavales a más de uno han perdido.

No vendas tu alma, niño,
nadie la compra a menos que ya haya fenecido la propia.
No le sonrías al amor, niño,
siéntelo, cuídalo, pero no levantes, en su nombre, tu copa.

No malgastes lágrimas, niño,
que llorar solo servirá para olvidar los gritos de tu padre
y enterrar a tu madre.

No llores, jamás, niño, por quien nunca te amará.
No seas esclavo, niño, del suave roce de una mano.
Porque así como rozan tu erizado cuerpo
soslayan con ahínco tus defectos
y golpean, golpean, y te dejan desplomado en el suelo.

Ya no te cortes más, mi querido niño,
que por más que el filo del acero te toque, jamás nacerán las alas.
Que de un aleteo, esperas, habrán de llevarte al cielo.
Mira con recato la lluvia, mi niño, pero anhela las estrellas.

Desestima estas palabras, mi querido niño,
escucha, abre los ojos, vive y escribe las tuyas,
y tal vez cuando nos volvamos a encontrar
feliz podrás estar.
Y la boyante mañana, juntos, habremos de observar.

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