Muchas veces las cosas son más simples de lo que pensamos
Iba camino a ver a una amiga para comer, caminaba por Corregidora esperando ver a alguien interesante para hacer un retrato, ya le había preguntado a un dude si le podía sacar una foto y me había dicho que no, lo había encontrado sentando al lado de una fuente leyendo, pero no aceptó que le tomara el retrato.
Casi llegaba a avenida Universidad cuando vi que cruzaba la calle un señor con sombrero y barba blanca, pasó cerca de mí y dio vuelta en la esquina, avancé rápidamente detrás de él. «¡Señor!», le llamé esperando que me escuchara. Cuando volteó hacia mí le pregunté si podía hacer una fotografía, para mi sorpresa dijo que sí.
Tratando de que no me atropellaran me situé en medio de la calle para hacerle un retrato rápidamente, me dijo que se llamaba Roque y mientras escribía su nombre en mi celular se despidió de mí y siguió rápidamente el camino que le había sido interrumpido.
Ya muchos lo han dicho antes, lo peor que puede pasar es que te digan que no. Estadísticamente, si tratamos lo suficiente, eventualmente tendremos un sí. Así que vale la pena dar pequeños pasos hacia nuevas tierras, a veces nosotros somos los primeros en limitarnos. Muchas veces las cosas son más simples de lo que pensamos.
Este post número 166/200 forma parte de la segunda parte de mi proyecto de creatividad. Si te gusta mi proyecto te agradecería que me des muchos aplausos para que más gente pueda verlo.
