Nos toca achicar agua

cafetero
EÑES
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5 min readAug 24, 2017

Venía de camino a Barcelona, después de haber pasado unas semanas de vacaciones, lejos del bullicio y el estrés de esta ciudad en la que tanto me gusta estar en los días soleados de primavera, pero tan poco cuando estoy en hora punta aprisionado en un vagón del metro. Un WhatsApp me hizo llegar la noticia. Atentado en Barcelona.

Poco qué contar, un aburrido viaje de 12 horas Galicia-Barcelona estuvo acompañado de actualizaciones de las dramáticas noticias. Al llegar a la ciudad ambiente enrarecido. Kilométricas colas debido a los controles, que por suerte evité completamente, pues éramos de los pocos que entrábamos en la ciudad.

Llegué a casa a las 23:00 horas y tuve que ir a una farmacia de guardia. Extraña sensación la de ver la ciudad apagada, silenciosa y solitaria. Parecían las cinco de la mañana, aunque eran tan solo las once de la noche.

Han sido días de ver mucho de lo mismo. ¡Cómo se nutren las TV de estos momentos para dar vueltas y vueltas sobre lo mismo! Pero hay algo que te engancha en estos momentos. Esperas algún tipo de novedad repentina.

También he leído algunas cosas dignas de ser leídas. Desde un artículo de Pérez Reverte, hasta una recopilación de las últimas amenazas del ISIS. Incluso me he unido a un grupo de Telegram en el que su autor comparte diferentes noticias sobre terrorismo. Mucho que masticar para tan solo unos días.

Me he animado a escribir porque acabo de ver el vídeo que está circulando por la red con las últimas amenazas del ISIS a España. Y en una síntesis de todo lo visto, oído y leído en los últimos días solo venía a mi mente la idea de que «nos toca achicar aguas».

Estamos en medio de una guerra extraña. Extraña porque es en nuestro terreno. Extraña porque quien nos ataca no lleva casco ni rifle. Estamos vendidos como cupones de una lotería negra que toca a unos pocos, pero que siempre reparte dolor por difícil que sea que te toque.

La guerra no ha comenzado en Europa. Nuestro campo de batalla estaba limitado a acompañarnos en la comida mientras veíamos las noticias. Eso siempre que hubiese interés de cubrir la noticia, claro está. Los ciclos de la actualidad son la hostia, la TV marca los tiempos que quiere, muchas veces con independencia de lo que pasa o no en el mundo. ¿Os habéis fijado cómo ha cambiado el recuento de muertos de accidentes de tráfico a ahogados en el agua aquí en España? ¿Hay menos muertos en las carreteras? Sí. Pero no tan pocos como la impresión que nos llevamos cuando dejamos de ir oyendo día a día la cifra ascender. Ahora el problema está en los ahogos. ¿Qué ha pasado? No tengo ni puñetera idea, pero sea por lo que sea el interés ahora está en los ahogos. Quizás no venga a cuento, pero ¿qué ha pasado con Siria, y con los refugiados, y con la prima de riesgo? Si algo deja de aparecer o toma un lugar testimonial en los medios, desaparece de nuestras mentes.

El problema de esta extraña guerra llega en un mal momento para Europa. Para el mundo occidental en general. La democracia está podrida, y la necesitaríamos sana. Pero es lo que hay. Las cosas vienen cuando vienen, no en el momento en el que se está preparado para que vengan.

Pero aún con esta democracia podrida hemos de luchar. Yo no sé cómo. Dudo que alguien lo sepa en este lado del mundo en el que andamos hipnotizados con ese cóctel de estrés y ocio. Pero esta democracia podrida es lo mejor que tenemos. La mejor de nuestras posibilidades ahora.

El ISIS se caracteriza por ser astuto y oportunista. En Oriente Medio han aprovechado momentos de conflicto y debilidad de gobiernos para hacerse con el control de ciudades y países. No sé hasta qué punto pretenden algo así en España, o Europa... Parece una locura, ¿verdad? Algo imposible…

Las líneas rojas ya se han cruzado. Al parecer primero lo hicieron nuestros Gobiernos, explotando sus tierras para traernos los dulces sueños occidentales (y llenar sus cuentas bancarias suizas). Ahora ellos vienen con el odio de la venganza. Del que nada tiene que perder. Y con una fuerte ideología delirante que da un fuerte sentido a sus vidas.

No es momento para echarnos encima de nuestros Gobiernos. ¿Qué país en medio de una guerra se echaría sobre su Gobierno? No podemos ahora, o lo pagaremos caro. Es lo que ellos quieren, y si lo consiguen algo sacarán con ello. Es lo que nos piden.

Sucumbe a la amenaza a punta de pistola, y estarás toda tu vida con un arma apuntando tu cabeza.

No sé de qué es momento. Pero veo las arenas movedizas por las que nos movemos. Y me da miedo. Francia ha pasado lo suyo ya, y ahora nos toca a España. Estamos en un combate sin verlas venir, y las únicas armas que han puesto en nuestras manos son el ocio y el miedo. Estamos vendidos.

Así que aquí estoy, compartiendo estas líneas que hace una hora no sabía que escribiría. Pero si lo he hecho es porque, aunque jamás habría pensado que diría esto, la guerra ya ha comenzado y no terminará hasta que un bando esté debilitado y el otro haya quedado lo bastante satisfecho con lo que quiere. Así se han firmado los procesos de paz a lo largo de la historia. Es una mierda, pero es nuestra historia.

Cuando se cruzan ciertos límites ya no hay buenrollismos ni subvenciones que valgan. Están atacando nuestra democracia podrida, y es momento de protegerla. El cómo escapa a los ciudadanos de a pie como yo.

Sabemos poco de guerras, más allá de las ficciones que nos quitan horas de sueño en Netflix. Pero ya hace unos años que estamos expuestos a la barbarie, a la masacre, y esta se ha llevado ya muchas vidas en el mundo, y parece que no tiene freno.

La situación no es sencilla, pues nos movemos entre las arenas movedizas de dar la espalda a países árabes que sufren, y mucha culpa de ello tiene Occidente. Corremos el peligro de meter a todos los árabes en el mismo saco, y no sería justo meter en el mismo saco a yihadistas y a los que sufren tan de cerca el yihadismo. Pero a la vez, corremos el peligro de permitir que el yihadismo conviva con nosotros. De darle espacio, subvenciones y alas. Sin duda, una situación muy complicada para unos políticos que parecen interesados en llenar sus bolsillos a cualquier precio.

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Inquieto y errante... Curioso tecnológico y kindleriano acérrimo ⏳