Nuestra Barcelona

Fito
EÑES
Published in
2 min readAug 20, 2017

«Atentado en Barcelona». Lo lees. Lo vuelves a leer. Esos segundos que, de golpe, extinguen la inercia de la rutina. Brota la rabia. «¿Otra vez? ¿Pero por qué?». Resulta que es en Las Ramblas, ese lugar tornasol por el que paseaste la última vez con tus amigos extranjeros. Te acuerdas de ellos, de sus ojos, casi brillosos, emocionados por la vivacidad del colorido, embebidos en la alegría circundante, ese rasgo tan propio y distintivo nuestro. Y te acuerdas de ti mismo, del orgullo que sentías al hacer aquellas presentaciones, que eran entre amigos y familia; aquí tenéis: esta es mi Almería y mi Granada, esta mi Sevilla, esta mi Madrid, y esta mi Barcelona. Te preocupas por ella. Barcelona: su Gaudí y su pan tumaca; enmarcada en una belleza arquitectónica extenuante, la maravilla babélica de la multitud peregrina en la que te confundes. Recuerdas a un paso la alegría y el alboroto, las prisas y la tranquilidad, la magia cinética que emociona al más aletargado. Y así llega, como la intuición de un peligro inminente, mediante un sentimiento repentino, una sacudida.

Descubres que el mal viaja raudo, y los primeros temores quedan desgraciadamente obsoletos al pasar la tarde. Para entonces ya sabes que tu pasmo no es nada; que ni es tu carne ni son tus dedos. Ninguno de los tuyos. Recuerdos solo.

Detrás de la tristeza traslúcida del luto se divisan pronto los contornos de un gran número de preguntas. Arrecia la duda en sincronía con la rabia. Siento que nadie puede hacer nada, más allá del fenomenal trabajo cotidiano de nuestros protectores silenciosos —la heroicidad es siempre lacónica— . Sin embargo, una certeza nacida de la voluntad marca el límite de mi impotencia: volveré cuanto antes a Barcelona, a pisar sus calles, a pasearme por sus Ramblas; a mi Barcelona.

--

--

Fito
EÑES
Writer for

Los hechos son hechos y las opiniones personales.