Olor a pasto húmedo.
Sol del amanecer pegando en la piel, tibio.
Viento fresco.
Rocío sobre las casas, sobre los autos, sobre las calles…
Bebida caliente para despertarse, llegó otro nuevo día en la ciudad.
Mujeres y hombres se desperezan, intentan despertarse, todos, cada uno.
A seguir la rutina.
A caminar, a respirar hollín o, para algunos otros, aire puro del campo.
A andar con los demás, a vivir en sociedad
¡Cómo te quiero ciudad!
Algunos se ponen los auriculares desde temprano para que la música los llene de energía, les toque cada fibra del cuerpo y los transporte a otro mundo…
Otros prefieren el ruido del transporte, pero… otros que tienen más suerte, el ruido de los animales despertar.
Qué lindas son las mañanas cuando uno no tiene sueño, ¿no? Qué lindas son esas horas en donde uno se conecta con sí mismo para decirse «buen día».
Claro, le puede pasar a cualquiera despertarse de mal humor, cualquier día… Pero hay muchas otras mañanas que son magia pura y que dan muchas ganas de vivir un poquito más.
Explorar tu día de una manera distinta.
Explorar la vida, cada día, de una manera distinta.
Como quien tuviera la capacidad para sentir sabores infinitos en su boca o sentir perfumes distintos todo el tiempo.
Permitite esos momentos… Capaz, solo capaz, te puede hacer un poco más feliz todos los días…
