Panorama del libro digital en Colombia

TransmediaLab
EÑES
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4 min readJan 22, 2018
Foto: Jaime Rojas Medina, integrante de Transmedia Lab.

El mundo de los dispositivos móviles ha hecho que los lectores encuentren un nuevo medio para leer de forma rápida diferentes tipos de textos. Su facilidad es una forma de incentivar hacia la lectura, son objetos que hacen sencillo su transporte y uso, además que permiten almacenar varios textos, creando la posibilidad de acceder a diferentes lecturas. Adicionalmente proporcionan información extra relacionada al libro como detalles de la historia, el autor, la editorial, etc. A pesar de lo que se suele pensar, los adultos mayores son grandes usuarios de este tipo de aparatos, el problema es claro, las personas de edad suelen tener dificultades con su visión, haciendo que los libros físicos sean molestos entonces el medio digital se vuelve su mejor aliado, al poder interactuar, modificar, y claro, determinar el tamaño de la letra que más les convenga.

Sin embargo, a pesar de los innegables atractivos de la versión digital, el libro tradicional continúa vigente, sobretodo, para aquellos lectores que les interesa tener un contacto físico más profundo. En palabras del Nobel de Literatura Orhan Pamuk:

Cuando miro las formas de la tecnología de hoy, no puedo imaginarme utilizando un reproductor digital… Pero, un día […] cuando la tecnología se las arregle para crear el perfume de los libros, de los viejos libros, entonces, sí, quizás.

Si bien es cierto que el romanticismo que los antiguos y algunos de los nuevos usuarios mantienen hacia los libros tradicionales no se reduce, también es cierto que las nuevas tecnologías generan una transformación en la circulación de los textos ya que ofrecen ventajas que más que desplazar a los libros físicos, favorecen la democratización del saber y el conocimiento.

Foto: Jaime Rojas Medina, integrante de Transmedia Lab.

En un país como Colombia donde el consumo de internet está creciendo de forma acelerada, la adopción de libros digitales no se queda atrás; como muestra de ello, la Cámara Colombiana de Informática y Telecomunicaciones (CCIT) en alianza con Fundalectura, en 2015, presentaron al público Alejandría Digital, un proyecto que acercaba la experiencia de la lectura digital a todos los usuarios, ofreciendo al público cientos de obras en formato digital y con distribución gratuita.

Así mismo y como consecuencia de los aportes obtenidos gracias a la creación de plataformas de libros digitales, la Biblioteca Nacional de Colombia optó por digitalizar desde el 2009, el material con el que cuenta en sus instalaciones, iniciando la conversión con la obra de José Eustasio Rivera, La Vorágine.

Así, la era digital ha empujado incluso a las bibliotecas a crear plataformas digitales, en los cuales se pueden solicitar préstamos de libros físicos, así como también consultar libros electrónicos.

La inclusión de e-books en sus catálogos es una forma de adaptarse a la necesidades de los usuarios, quienes no solo buscan compartir contenidos, también esperan tener un mayor acceso a materiales, las plataformas y los convenios con otras bibliotecas amplían las posibilidades de consulta de títulos y refuerzan la lectura online.

Todo esto muestra una evolución clara en la forma como los usuarios acceden a la información, propiciando no solo la lectura sino la interacción de los usuarios, incluso invitándolos a crear sus propios contenidos para compartirlos a través de las redes sociales o en las diversas plataformas existentes.

Sin embargo, aunque no se pueden negar los pasos dados, el impacto de los textos electrónicos en Colombia es irrisorio. De acuerdo con un artículo de la revista Dinero, el consumo de textos digitales en el país equivale al 2,9 % de la población frente a un 97,1 % con preferencia de libros físicos. Sin embargo, estas paupérrimas cifras derivan de las bajas tasas de lectura que afirman que un colombiano lee en promedio entre uno y dos libros al año, eso hace que pierdan el interés en adquirir dispositivos de lectura e incluso de consumir libros digitales.

Foto: Diego Hernandez, integrante de Transmedia Lab.

Para fortalecer el sector y fomentar la producción de libros digitales, el Ministerio de Cultura, a través del programa Crea Digital, creó el premio a los mejores libros digitales con fines culturales o educativos en la categoría e-books. En 2014, uno de los ganadores que recibió el apoyo económico para su coproducción, fue un grupo de jóvenes de la ciudad de Cali, Antorcha Films, quienes con el proyecto titulado Encuentro de Almas recibieron uno de los estimulos, para mediante un texto digital, orientar a cineastas en formación en la creación de productos audiovisuales con un argumento sólido y un trasfondo histórico, social y cultural interesante, a través de dos componentes, uno de carácter histórico y otro técnico.

Otro caso interesante es el de la escritora Amalia Andrade que presentó su libro Uno siempre cambia al amor de su vida por otro amor o por otra vida, de forma digital e impresa, vendiéndolo a $25.000 y $45.000, respectivamente. Estrategia interesante puesto que abarca todo el mercado logrando comercializar más.

Sin embargo, la producción de libros y más aún de libros digitales a nivel nacional continúa siendo muy baja, lo que puede ser visto de dos formas: como un mercado poco atractivo y un negocio casi inviable o como una oportunidad en la que todo está por hacerse, donde se pueden aplicar todo tipo de estrategias para cautivar a un público que parece -solamente- interesado en consumos facilistas.

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Grupo de exploración en narrativas transmedias donde participan estudiantes y docentes del Programa de Medios Audiovisuales de la CUN.