Pedrito en el aire

Es que venís embalado con las cosas ineludibles, sacar a pasear a Forrest, ir a tomar mates de Seba, las cosas usuales, diseñar una chacarera o un gangsta walk con palabras, pispear Facebook y entonces leés a Juls, resaltando entre el scroll casi mecánico, que dice, hablando de Coto, «extrañar es un espanto» y así sentís de lleno, de golpe, cómo se hace lugar esa necrosis en el incordio mayor que ya es estar en el mundo. Extrañar es un espanto y te das cuenta de que es un espanto y es como que necesitabas que alguien lo dijera y te lo recordara, porque con lo irresoluble uno se va haciendo el boludo como puede, sin quererlo del todo, capaz, silbando bajito, pero uno se merece ciertas tristezas.

Pero ya sé, Pedrito, ya lo sé.

Se te extraña mucho, enano.

Tengo que hacer las cosas de los vivos, las cosas usuales, que no hay tiempo para hacerse del tiempo para los nudos en la garganta.