…Tiende a relacionar los elementos del paisaje con la desdicha de perder a alguien.
Como el fundamento de un poema en el que la imagen es una llovizna pertinaz, un cielo cargado con borrones de gris, un vacío entre el corazón y los pies, la tremenda e inminente soledad de la calle, la cama vacía y el hueco de la almohada como una advertencia del final de los tiempos. Del tiempo de ambos.
Una nota trémula resuena en todos los universos posibles. Los mismos en donde ya no estaremos.
Siempre el recuerdo. Primero como una herida, después como cicatriz.
En algún momento, si la condición tiene clemencia, la memoria surgirá esplendente y vendrán las palabras, la abierta conjunción entre la posibilidad de un deseo eterno, cristalizado y superior a todas las cosas. Esa es la causa del bolero y la melancolía. Abrir otros senderos en donde las ausencias sean palpables. Hará frío después de la borrasca y el sol emitirá algún rayo que mantendrá el tibio calor de la agonía.
Vendrán las palabras, vendrán.
(En construcción) Una lista de canciones:
