¿Qué está pasando en nuestro sistema judicial?
Ayer por la noche puse en mi Instagram Stories, una pequeña parte de lo que he sentido durante la manifestación feminista de mi ciudad, Alicante. Para los que no seáis de España y no sepáis qué ha pasado, os hago un pequeño resumen: violación brutal por parte de cinco varones a una chica de 18 años. Entre cinco, por todos los lados, humillándola, sometiéndola, grabándola… matándola en vida. Tras la fuerte aberración, le robaron el móvil, dejándola desnuda, sola, desamparada, aterrorizada… fueron capaces de hacer semejante atrocidad. Y lo peor de todo: esto no es un caso aislado, pasa cada día. Pues bien, tras mucho tiempo de espera, mucho sufrimiento, salió la esperada sentencia: simplemente a la chica no se la violó, tan solo se abusó de ella. Ella no puso resistencia, ella no dijo un «no quiero», «esto no es consentido», ella no luchó ni se le veía cara de sufrimiento, incluso se pudo llegar a excitar durante el «acto sexual». Estas palabras me revuelven por dentro, estos hechos me producen escalofríos, me aterrorizan, me dejan helada. La ley vuelve a darnos la espalda, las mujeres seguimos siendo objetos de deseo y objetos a los que «proteger» y no sujetos activos, seguimos teniendo que «demostrar nuestra inocencia», seguimos teniendo que explicar como íbamos y vamos vestidas. Seguimos soportando los hachazos de la justicia. Seguimos muriendo de forma justificada, porque claro, la culpa es nuestra. La culpa es nuestra por pensar que podemos andar solas por la noche de vuelta a casa, por pensar que los lugares públicos también son nuestros. Por pensar que podemos ir por donde nos de la gana sin que nadie se nos acerque ni nos moleste. Seguimos teniendo que soportar comentarios, chistes, humillaciones… ¿Qué está pasando? ¿No vivíamos en un país democrático? ¿No vivíamos en un país donde se anteponen los derechos humanos como principales, fundamentales e inviolables? ¿Qué estáis haciendo? Os recordamos, por enésima vez, que esto no es un caso aislado. Que hay en España un intento de violación cada 8 horas. Que solo llegan a denunciarse un 20 % de las violaciones. Y encima, si sobrevives, te toca demostrar, humillándote, que la culpa de que te violaran no fue tuya. No forcejeaste y por lo tanto, no te violaron, porque si te resistes, te asesinan. Pero eso también sale barato. A nadie le importa una muerte más. Una mujer más asesinada. Pero a nosotras sí nos importara. Se nos ha acabado la paciencia. Hay miles de casos. Al lado de nuestras casas. A amigas y familiares. A conocidas. Este caso solo es una representación de cómo está funcionando nuestro país, nuestro sistema judicial, los trabajadores con funciones públicas. ¿Qué está pasando?
Que acabe ya esta pesadilla. Hoy ha sido ella. Mañana serás tú. Pasado seré yo. Plántale cara al machismo.