¿Realmente tenemos una conexión especial con ciertas personas?

Adriana Camacho
EÑES
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4 min readJun 11, 2017

Hace no mucho vi una película y de antemano quiero avisar que sé muy bien que llego tarde al festival de críticas y opiniones sobre la historia, pero ¿qué puedo decir? El año pasado no fue mi mejor año para ver películas y aún intento ponerme al día.

En fin, la película fue Your Name o en japonés Kimi no Na Wa. Es una historia sobre dos adolescentes muy diferentes que comparten un nexo sobrenatural y son capaces de intercambiar sus cuerpos. La habilidad terminará creando un lazo emocional que puede incluso trascender el olvido.

Un enfoque más moderno a la leyenda del hilo rojo capaz de unir a aquellas personas que están destinadas a estar juntas por siempre, incluso cuando ellas aún no lo saben. Muy romántico, sin duda, y es algo que muchos creen que es verdad y que por eso podemos explicar ciertas relaciones, no sólo a nivel romántico sino también cuando de amistad se trata.

Pero viendo la película no pude evitar preguntarme si esa conexión realmente existe o si es tan permanente como nos gustaría creer. En la película, como es de esperarse, todo se pinta de una forma muy romántica para hacernos desear que los protagonistas finalmente se encuentren, pero al enfocarnos en eso no vemos más allá, no podemos saber si de verdad ese hilo tejido entre ellos no debe romperse.

A ver, no es mentira que hay personas que llegan a nuestra vida por una razón que nadie puede explicar y sin nadie saber cómo encajan, y me atrevo a decir que por cierto tiempo vamos unidos por un hilo que conecta nuestras personalidades. Lo que aún me cuesta creer es la durabilidad de la relación en sí, y de si es capaz de mantenerse incluso después del tiempo.

Creo que lo interesante de la interacción con una persona raya en el hecho de la perdurabilidad y cómo en ese período de tiempo uno como persona puede llegar a aprender. La metáfora del hilo no está alejada de la realidad. Es cierto, las personas y como nos relacionamos las unas con las otras es una estructura sedimentada en la fragilidad. Nuestros defectos, egoísmo, errores y malas decisiones, rompen hilos, o los estiran alejándonos de quien nos pudo importar en algún momento determinado. Es algo muy triste, si se piensa con detenimiento, pero es parte de nuestra forma de ser.

Partiendo de esto, siento que arruino lo bonito de conocer a una persona y que corrompo la inocencia que hay detrás de una cercanía que termina volviéndose un vínculo, al parecer, inquebrantable.

Y ese no es mi punto.

Yo sí pienso que hay conexiones que trascienden lo entendible, que la única manera de darles sentido es atenerse al hecho de que sucedió porque tenía que pasar. Sin embargo trato de no halar a nadie detrás de mí, más bien dejo que el hilo siga su curso y si se deshilacha. Prefiero pensar que ambas partes nos quedamos con un pedazo y que lo llevamos de recuerdo.

Nada es permanente y por eso es mejor aprender y disfrutar de todo a medida que llega y aceptar de buena manera cuando ya debe partir.

Si nos aferrarmos a la idea de que una conexión con alguien en particular es permanente, entonces si esta llega a perecer pasaremos mucho (más) tiempo sintiendo un vacío. Mientras que si vemos la conexión como algo especial por lo que nos brindó, sin importar el mucho o poco tiempo, será más posible no perderla cuando los caminos de la vida hagan la distancia entre los hilos un poco más larga.

Al final, las conexiones si son permanentes pero no es porque alguien se quedó indefinidamente en nuestra vida, sino por el impacto que representó para nosotros. Ahí se puede decir que la historia de los hilos se cumple.

Asimismo, no creo que se trate de un hilo, sino más bien de muchos, solo que varían en su forma y fuerza. Y sí, a veces es el destino quien los teje, pero también hay muchas veces que nosotros mismos creamos esa magia.

¡¿Qué tal?! Me llamo Adriana, y durante una época llegué a bloguear durante 30 días consecutivos.

Estaba desaparecida, pero ya volví.

Escribiré sobre cosas peculiares de mi vida, como la que acabas de leer, no prometo estar aquí todos los días, pero lo más seguro es que sea uno de esos escritores de fin de semana.

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Nos vemos pronto.

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Adriana Camacho
EÑES
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Me puse el el reto de bloguear por 30 días, pero decidí continuar cuando se terminó el plazo.