Silencio, por favor

Loy Salazar
EÑES
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2 min readApr 24, 2018

Un poco de silencio, por favor. No puedo escuchar mis pensamientos y siento que estoy gritando por dentro. Necesito aclarar esto que me amaneció en el pecho hoy, una pesadez que amarga. No sé si es el día gris, lo mal que dormí, las noticias que leí, las amistades que perdí, los amores que no fueron, las decisiones que tomé muy temprano o muy tarde, la vida misma.

Silencio, les suplico. Que pare un poco el tiempo, que se detenga el Sol, que las nubes se congelen y que las gotas de lluvia no lleguen a la tierra para que pueda entender qué es esto tan atroz que me atraganta. ¿Les ha pasado que un día todo parece irreal y al mismo tiempo todo es demasiado real?

¡Silencio, por piedad! Para entender que no somos zombis aunque vamos por ahí como ellos, engullendo los horrores del mundo en el día a día hasta que la bola ya no baja al estómago y entonces dejamos de tragar y tenemos que forzarnos a procesar. Porque sin procesar nos estancamos, nos morimos, nos deshumanizamos. Así que se vale parar a pensar y se vale protestar y se vale llorar y renegar. Y se vale también pensar que a lo mejor sí te libraste de un destino fatal, aunque suene a algo que diría tu mamá. Que es mejor estar aquí tratando de desenredar el nudo que se te hace en la garganta… pero estar al fin y al cabo. Porque a pesar de todo la vida es buena y da nuevas oportunidades.

Un poquitito de silencio, nada más, para poder remendarme otra vez y recobrar la compostura. Ya aprendí que la vida sigue y por más que le ruegues nunca para su estrepitoso avance.

Un minuto de silencio, pues, para las que ya no están para contar su historia.

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