Salud

Pierde el miedo a la balanza

Breves consejos para mantener tu «peso ideal»

Loy Salazar
EÑES

--

Ustedes me dirán «pero Loy, ahora resulta que nos vas a hablar de wellbeing». Pues sí. Y lo haré mientras me como un suculento pedazo de pan dulce (que no debería) y me tomo una taza de café. No es broma.

Como sabrán algunos (y si no ahorita se enteran), perdí mucho peso recientemente. Consulté a una nutricionista durante un tiempo y me enfoqué en crear hábitos saludables para estar bien por dentro y por fuera, entre estos hacer ejercicio de forma regular.

¿Que si no me da miedo engordar de nuevo? ¡Claro que sí! Constantemente. Sin embargo, no permito que el miedo me domine y mejor aplico algunas medidas básicas que me ayudan en el día a día. Y como muchas personas me han preguntado, esta vez comparto algunos consejos que resultan muy útiles para mantener una vida saludable sin sufrir en el intento. Aclaro que no soy una experta, solo trato de cuidarme bien.

Agua. Mucha agua. Que si es bueno o malo… la discusión es profunda. Lo que sí creo que es uno debe tomar el agua que el cuerpo le pide y si el cuerpo no le pide ¡entonces sí hay un problema! Los beneficios de mantenerse bien hidratado son muchos, sobre todo en países tropicales como El Salvador. En mi caso, consumo hasta seis litros en un día normal. Y no, hasta hoy nunca he tenido hiperhidratación o algo similar. Al contrario, si reduzco drásticamente el consumo de agua tiendo a sentir fatiga, me duele la cabeza, los labios se me resecan y la temperatura de mi cuerpo aumenta considerablemente, desencadenando otros problemas. No les voy a decir cuánta agua deben tomar, pero mientras lo hagan de forma relajada y moderada (sin forzar a su cuerpo), estarán bien. ¿Cómo te ayudará esto a bajar de peso? Bueno, pasa que a veces confundimos la sed con hambre. Así que ya saben: a tomar agua.

Ejercicio. Obvio. Sin movimiento tu cuerpo no reacciona. La primera vez que corrí 21 kilómetros no podía creerlo. Y eso que aún tenía sobrepeso. Al momento de cruzar la meta cambió algo en mi interior. Me di cuenta de las maravillas de las que es capaz este cuerpo hermoso que tenemos los seres humanos. Y no es que corra esa distancia todos los días (¡ya quisiera!), pero trato de mantener un ritmo activo: caminar, subir gradas siempre que puedo, estirar las piernas durante la jornada laboral (importante para los que hacemos mucho trabajo de escritorio). A mí mamá, por ejemplo, el médico le recetó 50 minutos de caminata al menos tres veces por semana para mejorar algunas cuestiones de su salud que se han complicado. Porque también hay que pensar en la clase de futuro que queremos. Y bueno, lo más importante es crear el hábito, dedicar cada día un tiempo especial para hacer ejercicio: que tu mente esté enfocada solo en eso. Caminar, trotar, correr, bajar rutinas de Pinterest o seguir rutinas en Youtube (acá mi favorita), por mencionar algunos. Más adelante podrás inscribirte al gimnasio o correr un maratón si te apetece. De verdad que las excusas son pocas. Dedica al menos 20 minutos diarios (de lunes a viernes, vaya) para formar el hábito.

Controla lo que haces. Si está en tus posibilidades, hazte con un dispositivo que te ayude a llevar un récord de la cantidad de ejercicio y las calorías que quemas en un día. Hay una gran cantidad de fitness trackers hoy en día. Sino, puedes utilizar alguna aplicación gratuita en tu celular. Conteo de pasos, alertas cuando llevas mucho tiempo sentado, monitoreo de la cantidad y calidad de horas que duermes son ejemplo del tipo de información que recogen.

En mi caso, llevo un par de años utilizando el Apple Watch y tiene funciones que me ayudan a mantenerme activa. Me pone retos diarios y mensuales, y me da medallas cuando finalizo uno o cada vez que supero mis propias marcas. Parece una tontería, pero cuando se trata de cuidarse la motiviación (y un poco de competencia con uno mismo) es importante.

Bájale al azúcar. Se lee fácil y es sumamente difícil, pero da muy buenos resultados. Recuerdo cuando le ponía tres cucharadas de azúcar al té o al café. ¡Terrible! Es posible que ahora en casa represente un 20 % de ahorro en consumo de azúcar. Lo repito, es difícil, pero no es imposible. Pueden empezar sustituyéndola con miel. Otra cosa que me ayudó mucho fue combinar el consumo de azúcar con agua. Por ejemplo, si me comía una barrita de chocolate (que no soy muy fan de estos), por cada mordisco tomaba agua. ¡Dos pájaros de un tiro! Porque esto me ayudó también a incrementar mi gusto por el agua. ¿Tengo que recordarles que las bebidas carbonatadas y los té fríos son sumamente dañinos? Creo que no. :) Y para que vean que no todo es perfecto, yo debería de dejar de comer pan dulce, pero acepto que es mi debilidad y contra lo que más lucho. :(

No aguanten hambre. En mi caso, me ha ayudado mucho desayunar y almorzar bien, así a la noche no estoy muerta de hambre y no fuerzo a mi cuerpo a trabajar más de la cuenta cuando debería de estar descansando. Esto no significa que no como. Claro que lo hago, pero no en cantidades industriales (excepto en suculentas ocasiones). En vez de comer «chucherías» (alimentos con bajo valor nutricional), acostúmbrate a consumir frutas, vegetales y semillas. Las básicas. También las barras de granola y las galletas integrales ayudan a entretener al cuerpo mientras llega la hora de hacer las comidas fuertes. Y de nuevo, toma agua.

Quiérete. *Inicia mensaje motivacional*. Quizás es normal tener problemas de aceptación. Tiene mucho que ver con los roles y modelos a los que estamos expuestos en la sociedad. ¿Qué es ser bonita? ¿Qué es ser masculino o femenino? ¿Qué es verse bien? Todo está en la mente, en las ganas que tengas de quererte y en el esmero que pongas en utilizar lo que tienes para gustarte a ti mismo. Si estás bien por dentro, te prometo que los eslabones se van a ir enlazando y un día te vas despertar sintiéndote la única persona que importa en el mundo.

¡Eres el único TÚ que existe! Así que be kind to yourself.

--

--