Son las doce y no es mi cumpleaños.
La frazada rosa de color blanco
me abriga el invierno
que todavía no empezó.
Tu cara es la peor parte del sueño
que no tengo desde ayer,
y el abrazo que no me diste fue precioso.
Tengo una carta que no es para mí.
Un elefante rosa que guarda monedas,
que pide monedas, que come monedas.
El vestido colgado en esa silla
tiene más dudas que yo,
y esto que siento desde mi cama
debe ser parecido al otoño.
Tengo una historia que no es para mí.
Una hoja en blanco llena de palabras,
muerta de palabras, sobran las palabras.
La sombra que camina la avenida
no sé hasta dónde irá,
y las flores, las macetas
y el amor que aún te tengo.
Tu cara es un sueño que tengo desde ayer
y el abrazo que me diste fue precioso.