Una más y no más: Sobrevivir sin ‘Juego de Tronos’
Han pasado dos semanas desde que la última temporada terminó. No voy a mentir: ha sido duro
Manejo de vuelta a mi casa con esa mezcla de divertida resignación e ilógica carencia. Me repito una y otra vez ese viejo cliché, ese cuando el cerebro lógico se confronta al irracional: «¡Solo es una serie!». Llego a las 7:30 p. m. y… no hago nada. Solo miro el reloj en la computadora mientras llega a la hora usual. Siento mi acostumbrada aceleración del pulso cuando se acercan las 9. Y cuando llega… sigo sin hacer nada. La música de Ramin Djawadi no suena, el astrolabio no vuela, los edificios no aparecen.
Ha pasado solo una semana desde que la última temporada de Juego de Tronos terminó y ha sido rudo.
Tengo el pequeño consuelo en que no estoy solo, como seguidores de EÑES por supuesto saben y agradecen. Donde una vez hubo spoilers masivos, hay ahora quejas masivas. Los grupos de Telegram y WhatsApp dedicados a la serie lentamente dejan de compartir fotos y artículos. «¿Y qué, entonces nos convertimos en uno dedicado a The Walking Dead?», sugiere uno, en uno de los grupos en los que estoy. Hay risas, pero no tantas como uno creería. Necesitamos… no sé, algo que nos haga aguantar hasta la próxima (y… *sollozo*… última) temporada. Y si en efecto se confirman los rumores y el estreno será en 2019… pues estamos por averiguar si hay suficiente ansiolítico en el mundo.
En parte, imagino que los ejecutivos de HBO están sintiendo su propia desesperación. Más que ninguna otra serie (y sí, sobre todo más que The Walking Dead), Juego de Tronos es quizá el último bastión de la conversación del bebedero, la serie que la mayor parte de la población llega comentando el lunes, ya sea en persona o a través de redes sociales. Ha apelado a gente de todos los países del mundo, aupado sin duda por ser quizá la serie más pirateada de la historia, y la ha convertido en una comunidad obsesiva que discute teorías y trata de hacer predicciones sobre los desenlaces. Es algo rarísimo en esta época de híper segmentación, donde conseguir que una sola serie atraiga a tantos es un logro. Cuando finalmente termine… ¿qué pasará?
Antes de tratar de contestar eso, debo dar mi saludo a los que entraron al mundo de Poniente por los libros de George R. R. Martin. Al menos dos de mis amistades leyeron todos los libros y ya detestan la serie, por haber eliminado varios de sus personajes favoritos, dejar a un lado la profundidad de las historias a cambio de más y mayor acción (una queja frecuente en la séptima temporada, ¿es que todo el mundo viaja en el tiempo, es la cosa?). Pero además, a diferencia de los fans de los libros, los fans de la serie sabemos que habrá una conclusión. Dentro de seis capítulos —seis largos capítulos, empero— alguien se habrá sentado en el Trono de Hierro… algo que los que llegaron a esto por los libros han estado esperando desde 1996. Martin publicó el último libro de Canción de hielo y fuego (Danza de dragones) en 2011. Lo último que se supo del próximo, Vientos de Invierno, es que NO sería publicado en 2017, y está pautado para 2018. Martin es uno de los autores más lentos y deliberados que existen, y creo que por eso si yo fuera fan suyo me estaría volviendo loco. I sympathize, my lords.
Recuerdo cuando un autor de quien sí soy fan a rabiar, Stephen King, fue atropellado en 1999 cerca de su casa en Bangor, Maine, a tres libros de terminar su serie La torre oscura. Temía que nunca sabría el destino de mis personajes, sin mencionar más historias de mi autor favorito (su brillante 22/11/63 salió en 2011). Así que sé lo que es esperar con locura la conclusión de una serie favorita.
Pero… ¿y si GRRM nunca termina Canción de hielo y fuego?
Quiero que aceptemos algo: Poniente ya ni siquiera es suyo. No es de los fans de Twitter que exigen un libro para cerrar su relación con este mundo hasta que lleguen las series derivadas y precuelas. El propio Martin admite que se pierde en el mundo y tiene que escribirle a dos súper fanáticos para que le recuerden el destino de sus personajes. Escribe en DOS. Y con un dedito en cada mano. Está supuestamente involucrado con esas series que HBO anunció. Yo ni sabía que los libros existían antes de la serie; este es un fenómeno impulsado casi exclusivamente por ella. Lo lamento, fans literarios, pero hay una fuerte posibilidad que cuando el año que viene veamos el cierre de la señal y pasemos a créditos, eso sea lo último que se vea de Juego de Tronos en cualquier forma hasta las propuestas precuelas.
¿Y qué pasa después?
Estamos en otra época dorada de televisión. Mientras mi adorado cine tiene su peor verano en décadas, no hay forma de complacer a tanto fanático dde serie. Ya sea animación (Rick and Morty, BoJack Horseman, Steven Universe), drama (How To Get Away With Murder, House of Cards, Halt and Catch Fire, The Americans), acción (cualquiera de las de Marvel con la excepción de Iron Fist e Inhumans), comedia (Silicon Valley, Orange is The New Black) o terror (The Walking Dead, Stranger Things) y ciencia ficción (Westworld, la recién concluida Orphan Black), la calidad de la televisión ha aumentado exponencialmente a medida que siguen pasando los años. Pero un fenómeno como Juego de Tronos… ¿hay algo parecido en el horizonte?
Miles Surrey analizó esta posibilidad en un artículo en Film School Rejects (en inglés) que plantea alternativas. El final de la primera temporada de Westworld tuvo más espectadores que el final de la sexta temporada de Juego de Tronos. Pero Westworld parece más un ejercicio en resolver acertijos, algo que perjudicó a Lost al final (y les aseguro por experiencia, un fan de JDT NO es a juro fan de Westworld). También está Stranger Things, de Netflix, pero ya que uno puede ver toda una temporada en un fin de semana, muy difícil que mantenga la atención como lo hace el mundo de Poniente. Quizá haya alguna de las series que están por estrenarse, o alguna que esté en producción, o las ya mencionadas precuelas (quizá la mejor apuesta, pero no hay nada seguro).
O quizá… quizá… Juego de Tronos sea en efecto la última serie de evento, la última que todos disfrutaremos juntos.
Consideremos Roma. No, no la serie que vino antes de Juego de Tronos (y que sin duda ayudó a que fuera una realidad). Pensemos en el imperio romano. Cubrió vastas extensiones de tierra, más que ningún otro imperio en la historia. Y cuando se disolvió, sus ciudadanos se separaron en diversos estados que construyeron a la Europa y parte de la Asia moderna.
Es muy probable que ese sea nuestro destino, compañeros fans de Juego de Tronos. Eventualmente la piedra angular de nuestra comunidad será removida: veremos la conclusión de nuestra saga, y las relaciones que hayamos formado por nuestro fanatismo se verán medidas. Nos desbandaremos hacia nuevas comunidades, o formaremos las propias («Chamo, ¿tú no ves The Deuce? No vale, de lo que te estás perdiendo. Mira es así…»). Y la original, la gran saga de la lucha por el Trono de Hierro, será un dulce recuerdo. Un momento en que nos teníamos todos parte de un gran todo, una cosa en la que millones y millones podíamos estar de acuerdo. Me dolerá infinitamente cuando termine, pero no saben lo agradecido que estaré de haber vivido esos ocho años de mi vida.
Ah, y a «ese 1 % que nunca ha visto Juego de Tronos»: ¿Y?