Una mujer en la esquina curva del tráfico

El pequeño horror silencioso

Cali tiene 2341 kilómetros de vías y el tráfico gusanea a poco menos de 20 kilómetros por hora. Acaba de inaugurar en 2013 el túnel urbano más largo del país (980 metros, una cuarta parte del túnel urbano más largo del mundo, en Madrid).

Justo encima del túnel, en la vía que al doblarse convierte la carrera primera en calle quinta, en una curvatura de casi 90 grados, yace ella, una mujer negra de unos 60 años. Junto a ella un envoltorio, un palo que es bastón y ropero, las cubiertas de plástico, y el tráfico que alcanza la curva ruidosamente y sin cesar. Ella duerme y vive allí hace al menos seis meses, acurrucada en un rincón imposible de menos de 30 centímetros de ancho. Al otro lado, abajo, a la izquierda, está el túnel que algunos recorren alargando la marcha para soñar, por algunos segundos, que cruzan una ciudad en Europa o en Asia desarrolladas. De un lado, el espejismo de la modernización urbana. Acá, la callada vergüenza de nuestras inequidades, encarnada en esta mujer, apenas visible, que nos recuerda que estamos hechos tanto de lo que soñamos a lo lejos, como de lo que ocultamos cerca. En azul: el transporte masivo integrado de occidente. En gris, blanco, amarillo, rojo y negro: el despojo. Allá, la velocidad regulada a 40 km por hora. Acá, la quietud y el resguardo.

Colombia, 2013, 7 mil dólares per capita. En el mapa esquemático de países (abajo) una distribución de países según su coeficiente de Gini: Colombia, en azul oscuro, es uno de los de peor distribución de la riqueza.

… La mujer en el borde curvo de la exclusión bien podría llamarse Gina.

Cali, junio de 2014

Nota. Si está interesado en conocer la continuación de esta historia, vea Un niño nació desde que vi a Gina por primera vez y luego Gina, 3 años después.