Una semana después del Día Internacional de la Mujer

Závix
EÑES
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3 min readMar 15, 2018
Malala Yousafzai, activista de los derechos civiles de las mujeres, bloguera y estudiante pakistaní. Recibió el Premio Nobel de la Paz en 2014 a los diecisiete años por su lucha a favor del derecho de todos los niños a la educación.

Hoy hace una semana de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer. Aunque tan solo han pasado ocho días, las frases grandilocuentes y las ilustres manifestaciones de respeto y admiración que vimos el 8 de marzo ya se sienten como un hecho lejano, una historia pasada, como un #TBT. Una vez más nos quedamos en las formas, fijamos el foco en lo accesorio y repetimos el ciclo.

Entonces, ¿celebrar por qué y para qué?, ¿por dónde empezamos? Yo solo puedo hablar de mi experiencia personal: he conocido a mujeres que van contracorriente, fui criado por una mujer que sabe sortear obstáculos, he amado a mujeres que hacen pedazos los estereotipos, he tenido la dicha de trabajar con mujeres brillantes y capaces, he sido bendecido con una hermana, quince primas y amigas que valen oro; hace años que ustedes me convencieron, no vivimos en igualdad, y es por esto que aprovecho que bajó el volumen del ruido y comparto con ustedes un post que escribí hace unos años en un blog que ya no existe.

Publicación original

Hace unos días, como cada 8 de marzo, reconocíamos y «felicitábamos» a las mujeres con lo mejor de nuestro repertorio. La inspiración sobraba. Frases por aquí, dedicatorias por allá y mucha algarabía. Y como quienes intentan recordar una canción ya olvidada, enumerábamos los motivos de nuestra vehemente admiración hacia las mujeres. Se escuchaba y se leía en cada rincón que «las mujeres son más que especiales», pero no especificaba que era solo por un día.

Una jornada laboral, una fecha, veinticuatro horas, a eso se reduce el apoyo y respeto que profesamos por la mujer; con eso basta para colgarnos la medalla de equidad de género. Misión cumplida. Así de fácil y que siga la fiesta.

Con un día al año no sirve, se requieren 365 días internacionales de la mujer consecutivos y quizás así podemos empezar. Algunos dirán que suena catastrófico y exagerado, que las mujeres hoy dirigen empresas, países y multitudes, que los tiempos han cambiando. Sin embargo, allí donde han destacado, todavía se les exige que lo hagan al estilo de los hombres, se le juzga, señala y recompensa con una medida distinta a la que se usa para los que en teoría son sus iguales.

La mujer todavía es vista como una cosa. Propiedad del hombre en Oriente, objeto sexual en Occidente. Bajemos la cabeza avergonzados, lo hemos hecho mal 364 veces cada año.

Celebremos las victorias conscientes de que el camino que resta aún es largo. Nuestros ojos ven cada día a las que son empujadas al margen, las que no logran interpretar el papel que desde la decoración rosada se les trata de imponer; a esas que tienen la culpa de todo, hasta de que las violen. Ven nuestros ojos a la adolescente acomplejada, a la joven que por falta de «buena presencia» no tiene trabajo, a la que tiene que hacer el doble para que le paguen lo mismo, la abuela que ni aún en la vejez descansa, la madre que no cuenta con el padre para nada relacionado a la crianza de los hijos. Y aunque la historia sigue, de alguna manera esto tiene que terminar. Que se decida al menos un pequeño grupo a celebrar el año de la mujer, a ver si empezamos a descontar.

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Závix
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Aprendiendo a hacer mejores preguntas // Comunicación. Marketing. Política. Comercio Electrónico. Negocios.