Y de nuevo…regresó.

Maria Bascompte Sacrest
2 min readOct 16, 2018

--

Parece que Anne se había encontrado mal a lo largo de esos últimos meses. No obstante, no dejaba de madrugar cada día para ir al trabajo, y hacer todo aquello que tenía y debía hacer. Eternamente liderada por esa consciencia severa y despiadada, Anne apenas se permitía exhalar con “gusto” y expulsar la presión, ya que se mantenía en constante alerta.

La mamá con sus cachorros huele el peligro y es entonces, cuando se alerta para poder combatir el peligro. Anne vivía en constante alerta, en consecuencia, en un incesante peligro. Vivir en una alerta persistente consume: consume el alma y consume el cuerpo.

Eran las 8h, como cada mañana Anne esperaba en el andén, siempre prefería ir al final de éste, estaba segura de que así estaría, más resguardada y menos expuesta.

Poco antes de llegar su tren, empezó a sentirse mareada, percibió que su rostro emblanquecía al mismo ritmo que los latidos de su corazón, que aumentaban la potencia del bombardeo, sin cesar. Y el sudor, mucho sudor, había mucho sudor…

Se cerraron las puertas automáticas y el tren arrancó. La chica que ocupaba el asiento frente al de Anne le cedió un paquete de kleenex: El vómito que arrojó por el andén había dejado restos en su nariz, barbilla y en los dedos de las manos.

Anne se sentía tremendamente avergonzada de protagonizar tal espectáculo, con “aromas” incluidos…

Habían pasado escasos minutos cuando Anne consiguió vencer el peso de la vergüenza, y, con un delicadísimo y gradual movimiento de cuello, alzó su cabeza y su mirada.

Se quedó asombrada, pues la vida a su alrededor había retomado la normalidad, y el episodio del vómito, incluso su amargo olor, se habían esfumado: El grupo de jóvenes se encontraba inmerso en sus conversaciones, como aquellos que leían, y los que escuchaban música…

El trayecto por el túnel terminó y le sorprendió un vigoroso rayo de sol, que apareció valiente y desvergonzado ante tanta nube densa y gris como había esa mañana.

“Como el rayo de sol”, pensó Anne, “Como el rayo de sol debería imponerme yo, sin vergüenza, y sin miedo. Si el rayo no se intimidó ante tanta nube oscura, yo tampoco debería hacerlo, solo por ser como soy”.

Y de nuevo…regresó, regresó el rayo de sol.

P.D. Si te ha gustado puedes darme un “clap” y también comentar, me encantará leerte!!! Gracias mil.

--

--