Y el día que te encuentre
Y el día que te encuentre… tal vez no te conozca.
Quizás no te vea de frente y tu figura pase desapercibida, tus tacos no hagan ruido, y tu perfume se pierda al pasar, o si es un día de lluvia y estés tapada de pies a cabeza con un impermeable horrendo y un paraguas descolorido, tal vez, ese día olvidaste tus auriculares y no vayas cantando la canción de moda, o seas parte de un invierno tan crudo que todos tus tatuajes estén ocultos, como nunca puede que el bus llegue a horario y ni siquiera te cruce, o no caiga tu tarjeta para demorarte un segundo y voltear a verme, y qué si es una noche oscura donde el escaso viento no mueva tu cabello; hasta, quizás, ni estemos al mismo tiempo en el mismo lugar, tal vez el destino nunca permita que nos crucemos por primera ni última vez.
Probablemente, esta historia pase desapercibida y se convierta en un momento efímero que nunca ha de existir, y solo sean recuerdos escritos de algo que jamás pasará, no sea más que una canción sin música, que aún así, tal vez, no quieras escuchar, peor aún, quizás, ni siquiera existas y estas letras sean en vano, en vano escribirte cosas lindas, deseos eternos, y sueños inalcanzables, imaginarte día a día y dedicarte los más sentidos versos, hasta enloquecer con tu cuerpo de terciopelo en piel, quizás aquellas palabras no puedan ser susurradas en aquel pequeño oído dispuesto a derretirse en la pasión de mis labios, tal vez mis hormonas no se alboroten al repetir tu nombre inerte en la ansiedad de volverte a ver.
Me cuesta el no tenerte cerca, el no pensarte cuando no estás, no conocer el color de tus ojos, ni el aroma de tu cuello, no poder tocar tu mano, verte tan bella corriendo a mis brazos para abrigarte cuando tiembles de frío, me cuesta tener tanto y no sentir nada, pasear en soledad cuando el viento entrecierra mis ojos, despertar con la ausencia en mi pecho de un café sin azúcar, me cuesta no saber dónde buscarte ni si algún día podré encontrarte, y pensar que el día que te encuentre… tal vez no te conozca.
