El amor por el arte de un héroe

Por Javier Quintana Alonso

Camilo Cienfuegos fue una de esas personas que, como se dice, se le “colaba” un poco a todo. Destaca su inclinación por el arte desde temprana edad cuando, siendo apenas un niño, expresó su deseo de ser escultor.

En 1949, a los 17 años de edad, y una vez concluidos los estudios básicos, matriculó en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro de La Habana, en la especialidad de Escultura.

Sin embargo, su permanencia en ese centro de altos estudios sólo fue de un semestre. Durante el tiempo que estuvo en San Alejandro tuvo que realizar varias labores como ayudante de limpieza en la tienda “El Arte”. Tuvo que comenzar a trabajar más y a estudiar menos.

Persistencia por lo que se ama.

Camilo siempre fue adepto del arte, desde pequeño profesó admiración por la poesía, entre sus autores preferidos estaban Pablo Neruda y Federico García Lorca. Deleitarse caminando por la acera del Louvre de La Habana Vieja, disfrutando de las pinturas que ahí se encuentran, era otra de sus pasiones.

Así, en base a esa vocación, su corto paso por San Alejandro no fue impedimento para que siempre estuviera dispuesto a cultivar esas habilidades que, muchos dicen, nacen con la persona.

Cuando dejó la escuela se dedicó a realizar varios dibujos a lápiz de muy buena calidad. También logró concebir una escultura del dios Apolo de la mitología griega, a pesar de no tener toda la preparación de la academia de artes.

Arte al servicio de la Revolución.

Estando en la Sierra Maestra, en pleno enfrentamiento contra la tiranía batistiana, en las noches que daban margen al recreo se ponía a entonar canciones de Benny Moré y de otros clásicos; igualmente despertaba su admiración la “Marcha del 26 de julio” por su significado para él y los suyos en ese momento de lucha.

Su pasión era tal que tras el Triunfo revolucionario, en julio de 1959, volvió a San Alejandro para ver como continuaba la escuela. Allí se reunió con profesores y personal del lugar que mostraron también su admiración por las gestas del héroe amante de la pintura, la música, la poesía y la escultura, durante el proceso de lucha contra Batista.