Guía del lector comprador de libros

¿Lees? ¿Eres de los que compra todos los libros que ve?¿Qué tipo de lector comprador de libros eres?

Somos Jóvenes
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5 min readJan 4, 2021

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Ilustación: Robert Ráez.

Por Lilian Sarmiento Álvarez

Pegar la cara a la vidriera al pasar por una librería es un reflejo incondicionado de todo buen lector. ¿O debiera decir de todo buen comprador de libros? En cualquier caso, ningún cristal lo detiene, porque siempre terminará entrando. Primero debemos saber que hay varios tipos de compradores de libros:

1. El caníbal: devora todos los libros al instante, por eso necesita siempre comprar más

2. El obsesivo-compulsivo: no es que sea un gran lector pero le gusta tener una biblioteca bien surtida y con todos los géneros. Anda en busca de lo que le falta

3. El coleccionista: a diferencia del anterior, este sí sabe pelos y señales de todos los libros que compra, y evalúa bien un ejemplar antes de añadirlo a la colección

4. El cazador: va a la caza de las rarezas editoriales y títulos casi impublicables. Su mayor honor es tener autores censurados o de latitudes muy lejanas

5. El mono: es monotemático. Solo compra libros relacionados con su especialidad o de un mismo género

Si usted conoce alguna otra tipología o no se siente identificado, puede añadirla a la lista. Pero a lo que íbamos: la compra del libro.

Uno entra a la librería (o se arrima al muro, o se para frente al estante) y comienza el periplo visual. Al principio, es un bojeo de reconocimiento para decidir si empezar a buscar por la sección de poesía, ciencia ficción, historia, novela o ciencias sociales. En caso de que el lector/comprador sea asiduo a este lugar, sabrá reconocer rápidamente en cuál de las secciones hay algo nuevo.

Después, viene la etapa del inventario: este ya estaba, este también, uy, qué cubierta tan fea, este ya lo tengo, este lleva años ahí…hasta que aparece un libro digno de pasar por la EVALUACIÓN.

Segundo punto aclaratorio: no juzgues a un libro por su cubierta, pero ¿quién compra libros con una portada poco atractiva? Además, lo que dicen los memes es cierto: para un diseñador a veces cuesta mucho hacer una imagen de cubierta que satisfaga al autor, al editor y a los lectores. Miles de neuronas se sacrifican en ese intento porque la cara del libro le guste a todos. Por tanto, para evitar que los diseñadores se rebelen contra el mundo, reconozcamos su trabajo.

Y vimos la portada, entonces ocurre el giro automático del ejemplar para leer la sinopsis y la ficha del autor, en caso de que el texto lo veamos por vez primera. Allí uno se entera de qué va el libro, quién es el autor, y con suerte, algún que otro criterio de la obra. A riesgo de parecer demasiado didáctica y poco creativa, también les alerto que las sinopsis pueden dejar expectativas muy altas, o por el contrario, no hacerle justicia al libro. A veces es como el tráiler de la última temporada de Juego de Tronos, y otras, como la adaptación al cine de La Ilíada. Así que no basta con leerla para decidir si comprar o no.

Pero eso es solo el primer paso. Un buen lector/comprador tiene en cuenta otros aspectos para asegurarse de que la inversión valga la pena. Porque si estamos en una venta de libros viejos, uno no compra aquellos que tengan páginas faltantes o rotas, ni los que estén a punto de deshojarse por completo. Vaya, de vez en cuando uno acepta un índice perdido, o una carátula despegada, pero hasta ahí.

Tercer punto aclaratorio: las ventas de libros viejos son pequeñas bóvedas del tesoro literario en cualquier ciudad. Subestimar su potencial es un grave error. Lo que pasa es que hay que saber excavar para encontrar el oro. No es cosa de llegar e irse con lo primero. Paciencia. Puede que salgas estornudando, pero con una joya en las manos.

Supongamos que ese libro que estamos evaluando no lo hemos leído, nunca lo habíamos visto, pero nos interesa. El vendedor ha dicho que es una adquisición reciente y que lo recomienda. Qué interesante sería si esa fuera una edición príncipe o una obra premiada. El valor del libro sería mayor y nuestra búsqueda, definitivamente, exitosa.

Una primera edición, también llamada príncipe, es la primera vez que aparece un libro publicado. Imagínense cuán significativo puede ser encontrar la primera edición de nuestro libro favorito, o de un clásico de la literatura. Claro, que en el mercado de la literatura, estas piezas se cotizan muy caro, pero quién sabe cuándo nos va a tocar la suerte. Tampoco pensemos en tener, por ejemplo, la edición príncipe de Rayuela de la Editorial Sudamericana (1963), pero sí pudiéramos aspirar a la primera edición cubana de Casa de las Américas (1969), con prólogo de José Lezama Lima.

Cuarto punto aclaratorio: un prólogo siempre es necesario cuando uno se enfrenta a un texto desconocido. Un buen prólogo, quiero decir. Escrito por una voz autorizada y familiarizada con la obra en cuestión, el prólogo presenta aspectos esenciales del libro y pensamientos críticos que buscan atrapar nuestra atención. En su defecto, una introducción también es muy útil. Ojo: no hay que confundir los términos. Pero pudiera recomendar la introducción a la edición de Letras Cubanas de Hombres sin mujer (2018), de Carlos Montenegro: toda la historia de la novela, su autor y las circunstancias en las que se escribió.

Si el libro pasa la EVALUACIÓN y la decisión es comprarlo, uno examina el precio o pregunta al vendedor, y puede resultar que el costo exceda a nuestros ahorros. En lugar de devolverlo al estante, regatea. Lo mismo que cuando compramos ropa, zapatos o cualquier artículo personal. Sí, las habilidades de negociante se adquieren con el tiempo, pero quizás te lleves el libro que quieres por un precio mucho más razonable para un bolsillo. Me gustaría presumir de un fantástico negocio en el que salí con tres tomos de Marcel Proust solo por 30 pesos. Claro, MN. Así que nada es imposible.

El librero/vendedor es tu único obstáculo y puede ser:

1. El inexpresivo: no sabes si quiere venderte el libro o que te vayas de una vez, si le interesa tu contraoferta o no, ni siquiera si le gustan los libros y está ahí porque no tiene nada mejor que hacer

2. El escritor frustrado: como no pudo lograr su sueño de ser publicado, ahora vive de los libros y pretende compartir con todos los clientes sus textos

3. El que vende por el amor de la lectura: digamos que un lector apasionado puede convertirse en este tipo de vendedor en cualquier momento de su vida. Vende libros porque no puede regalarlos, pero su mayor satisfacción es compartir el placer de la lectura

4. El que vende por el amor al dinero: todo lo contrario del anterior

5. El buena gente: a veces no tiene ni idea de lo que está vendiendo, pero te atiende con generosidad y si le caes bien, hace buenas rebajas

Si usted conoce otro tipo de librero/vendedor, añádalo a la lista. Reconocer con quién estamos negociando sería el último paso para concretar la venta del libro que queremos llevar a casa y leer antes de dormir, o mientras procuramos evadir los avatares del transporte público (también aplica para reuniones, asambleas y encuentros aburridos y panfletarios).

Nota: Los puntos anteriores de esta guía han sido comprobados científicamente por lectores de todo tipo y en distintas librerías del país. Si no le funcionan, entonces usted no está hecho para comprar libros. Mejor encárguelos.

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