Conmovedora iniciativa en Avellaneda: Un perchero solidario para quienes más lo necesitan

Iván Puga
somosdecalleUAI
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4 min readAug 1, 2017

Walter Prysiaznyk, un vecino del barrio, armó en la puerta de su casa un “ropero comunitario” para que las personas de bajos recursos puedan estar abrigadas durante el invierno.

Los percheros, abundados de ropa, cuelgan en la entrada de su casa.

El invierno y su baja temperatura es, posiblemente, el peor momento del año para quienes están en situación de calle, algo que angustia a muchas personas y no saben cómo ayudar.

Walter Prysiaznyk o “El Polaco” como le dicen, encontró la manera de que todos puedan colaborar con ésta causa. En la entrada de su casa, ubicada sobre la Avenida General Güemes 565 (al lado de la famosa parrilla “El Tano” y a unos metros de la Municipalidad y el Alto Avellaneda), donde vive con su madre, creó un “perchero social” que se sustenta cien por ciento de las donaciones que realizan los vecinos.

La iniciativa consiste simplemente en donar ropa, abrigos, zapatos que ya no sean utilizados, para que aquellas personas que lo necesiten simplemente se acerquen, elijan y se lo queden. Quienes quieran colaborar, lo hacen colgando la prenda en los distintos “percheros” colocados sobre las paredes.

La consigna es simple: “Perchero solidario. Pedí y retira gratis”.

En diálogo con Walter, contó cómo fue todo el proceso hasta poner en marcha el perchero: “Como primera instancia, teníamos mucha ropa de mi hija, mi mamá y mía acá en casa, que no fuimos usando más. En varios momentos, cuando sucedieron catástrofes en el interior del país o en el conurbano, quisimos donarla, pero por falta de tiempo y al ser tanta ropa, sin un vehículo se me hacía imposible”.

Luego, continuó: “Con el transcurso de los años, empecé a congregar en la Iglesia Evangélica donde fui llevando la ropa de a poco, pero a la vez seguía sumando. Más adelante, empecé a congregar en una iglesia cristiana de Sarandí. Ahí hablé con el pastor para ver si se la podíamos hacer llegar a quienes necesitaban, pero también fue complicado. Y una mañana, desayunando en casa, Dios me habló y me dijo “afuera en la calle” y ahí me levanté y saqué todo a la vereda. Y así empecé.confiesa.

Al preguntarle, El Polaco se acuerda de memoria el día en que comenzó todo: “Empecé a colgar las prendas unos días antes del 6 de abril de 2017, y ese jueves 6 entregué las primeras, que fueron 9”.

“Con el correr de los días la gente se acercaba y preguntaba si era una feria americana, si era una compra-venta, les daba curiosidad y se asombraban cuando decía que era por solidaridad”.

Al consultarle sobre cómo hizo conocido el proyecto solidario, confesó: Nunca lo difundí, con ésta nota es la primera vez que está la posibilidad de difundirlo. Todo fue de boca en boca. Gracias a Dios los vecinos se fueron sumando y aportando al proyecto”.

Debido a la gran colaboración de la gente, Walter debió colocar un “tendedero” sobre el cordón de la vereda para seguir recibiendo ropa.

Además, detalló que es muy organizado con respecto al tema: “Tengo un cuaderno donde llevo un registro de la gente que viene, en el que anoto su nombre y apellido, su dirección, número de teléfono y qué es lo que se lleva. Anoto los números por si necesitan algo que en ese momento no puedo darles, y si lo consigo los llamo. Por el momento se entregaron más de 200 prendas. He vestido a chicos enteros para el colegio. Traen joggins, zapatillas, incluso ropa interior. Ha pasado gente bien vestida o elegante y me ha pedido cosas, también se las he dado.

“Por cada prenda que doy, rezo pidiéndole a Dios que los abrigue y les sea de utilidad”.

Sea varón o mujer, adulto o chico, todos pueden llevarse una prenda adecuada a sus necesidades, debido a la gran variedad.

Finalizando, Walter reveló que fue a visitarlo hasta el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi: “Un día vino Ferraresi y hablamos un rato. Estaba solo, sin custodia, así que hablamos de persona a persona. Me dijo que le parecía muy buena la iniciativa, que siga para adelante con esto, y prometió mandar cosas para el perchero, que hasta el momento nunca llegaron. Pero gracias a Dios no dependo ni quiero depender de un cartel político”.

Por último, agregó: “A los pocos días vinieron de la Municipalidad pidiéndome una habilitación, querían que ponga un perchero solidario “en regla”. Les dije que pagar un monotributo por algo solidario me parecía un poco aberrante. Querían que lo haga adentro de mi casa en vez de en la vereda. Después volvieron y me pidieron disculpas” cerró.

Una conducta solidaria elogiable, de las que no vemos seguido, un rasgo valorable para la ciudad de Avellaneda. Desde que comenzó el frío, que en abril llegó con intensidad, Walter Prysiaznyk puso su idea en marcha y tuvo un gran éxito. Una iniciativa destacable que se extenderá hasta que termine el invierno.

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