UPD: el festejo de los alumnos del quinto año se convirtió en una preocupación para los padres

Halina
somosdecalleUAI
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4 min readMar 15, 2018

Se trata de una fiesta durante la noche previa al inicio de clases que despierta la polémica por el consumo de alcohol y el estado en que los adolescentes entran al colegio.

Los alumnos en su “Último Primer Día” minutos antes de entrar al establecimiento.

¿Qué es UPD?

En el último año de la secundaria, los alumnos tienen sus festividades más importantes las cuales ya se convirtieron en una tradición: la del último día de clases, entrega de diplomas, la fiesta de egresados y el viaje.

Pero, en los últimos años, a este conjunto de celebraciones se incorporó un festejo que con el tiempo comenzó preocupar a los padres.

Se llama UPD (Último Primer Día). Este consiste en que la noche anterior al inicio de clases los adolescentes se juntan en la casa de un compañero, en un salón alquilado o en una plaza pública para celebrar el comienzo de la última etapa escolar y continúan festejando hasta entrar al colegio.

La bengala es uno de los elementos más usados por los chicos para festejar el UPD

Historia

La tendencia proviene desde las provincias Mendoza y San Juan y se fue expandiendo por todo el país. En pocos años llegó también a la Ciudad de Buenos Aires y se propagó rápidamente por los colegios de todos los barrios porteños.

La polémica y la preocupación

El rito se transformó en una problemática cuando los chicos comenzaron a consumir alcohol, usar pirotecnia y hacer ruido con bombos y redoblantes a la hora temprana.

Por un lado, ésta descontrolada movida de adolescentes trajo una serie de quejas de los vecinos que hasta llegaron a tener reacciones violentas. Por el otro, a los padres les preocupa el consumo de alcohol y el estado en que los chicos entran al colegio.

Un dato importante

Según Ministerio de la Salud, el consumo de alcohol en los últimos diez años creció más de 100 por ciento en adolescentes.

La experiencia de los años anteriores no fue agradable ni para los chicos ni para los adultos. Un incidente más recordado pasó en 2016 y tuvo muchas repercusiones en la sociedad. Aquel fue protagonizado por un hombre que vive frente al colegio “Colinas Verdes” en Lomas de Zamora que molesto, tomó un hacha y corrió a los chicos.

Otra complicación surgió en Quilmes, donde un vecino llamó a la policía que vino inmediato y retuvo a los chicos en la vía pública.

El jefe de los preceptores del ILSE Claudio Cugliari recibía a los futuros egresados en la entrada.

El Último Primer Día de este año

Los episodios de este año en el inicio del ciclo lectivo en la ciudad de Buenos Aires demostraron que la fiesta del UPD continua siendo una problemática.

El cinco de marzo desde temprano se sintió bastante fuerte la celebración donde los chicos cortaban las calles, iban disfrazados, llamando la atención a sus compañeros y vecinos.

Uno de los casos más llamativos fue el de los alumnos de colegios San Román y Santa Ana que cortaron la avenida Juramento,generando demoras en el tránsito.

Los alumnos del quinto año cortaron la avenida Juramento.

Otra escena transcurrió en el barrio de Caballito donde los parques Chacabuco y Rivadavia sirvieron como lugar de la previa. Después de pasar la noche en una casa o en salón, salieron a los espacios públicos para seguir con su festejo.

En otra parte de la ciudad los estudiantes del colegio ILSE llegaron a la plaza de Tribunales para cantar y bailar, llamando la atención de la gente que iba a trabajar.

Esta claro que el festejo del UPD vino para quedarse. ¿Pero cómo poder controlarlo y a la vez tratar de acompañar a los adolescentes? ¿Habrá alguna posibilidad de disminuir el consumo de las bebidas alcohólicas que hacen tanto daño a los chicos en la edad de pleno desarrollo físico, psíquico y mental?

Son las preguntas que surgen los últimos años para poder evitar que los festejos se transformen en las situaciones más graves. Y todos sabemos que sólo con prohibir la fiesta incorporada no se soluciona nada.

Además del consumo de alcohol entre los jóvenes de 16–17 años que debería ser un dato alarmante para toda la sociedad, lo que preocupa a los padres es la falta de contención desde las instituciones.

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