Estudiar alrededor de inundaciones, yuyales y arcos.
Empezando ya por el recorrido para llegar al colegio, comparable al de una carrera de obstáculos, pude imaginar a los niños caminando, otros corriendo con prisa intentando llegar a sus aulas sin mancharse de barro. Me recuerdo a mí mismo saltando con mis compañeros de roca en roca con el mismo cometido.
Por desgracia, llovía.
Lo que para otros colegios un poco de lluvia podría significar mojarse de camino a comprar su merienda, en este colegio prometía peligro para los alumnos.
En nuestra visita pudimos observar como el patio de la institución empezaba a empaparse. Un día después, la directora de este colegio se comunicó con nosotros, enviándonos fotos del patio del colegio totalmente inundado.
Creo que todos se preguntaron cómo era posible que aquella institución estuviese habilitada para dar clases, cómo era posible que los alumnos estudiasen en aquellas condiciones y cómo era incluso posible que asistieran allí niños y jóvenes. Intenté visualizar esas escenas y honestamente ni siquiera pude. Tal vez no quería imaginar a niños con las piernas frías y mojadas estudiando sin ganas.
Un ambiente un tanto extraño nos fue presentado cuando entramos en un aula para ver un arco de fútbol dentro y niños realizando sus tareas como si aquello no fuera extraño. No estoy seguro, ni en uso de mi imaginación, de todo lo que pudo haber ocurrido para que llegaran a desarrollar sus clases en una cancha.
Lo más ilógico y frustrante de esta situación, era que esta escuela se encontraba priorizada en el puesto número 5 en aulas y equipamientos.Con mis compañeros voluntarios habíamos logrado visitar otras escuelas que estaban situadas como más urgentes en el listado de priorización, ninguna de las escuelas que pude visitar estaba en una situación tan desesperada y necesitada como la escuela San Dionisio. Sin embargo estaba por debajo de otras escuelas en el listado, escuelas que no se inundaban y que no tenían un conjunto de cortinas como cantina, escuelas en las que no necesitaban administrar sus espacios para conseguir un lugar donde enseñar.
Todo esto demuestra las incoherencias en la elaboración del listado del priorización y en la distribución de recursos, esta escuela es un claro ejemplo de las falencias en el manejo del Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (FONACIDE), a la vez de ser un llamado a un cambio esperado, necesario, y justo.
Luiz Brizuela ( 17 años), voluntario del proyecto ParaguaYOite de reAcción Paraguay.
Obs: Esta es una anécdota de visita a instituciones educativas durante la primera parte del Monitoreo de Ejecución Física (MEF) del FONACIDE en el 2018. Anécdotas de otros voluntarios de la organización serán publicadas con el fin de compartir, con nuestros lectores y defensores de la causa anticorrupción, sus miradas de la realidad sobre infraestructura educativa en Ciudad del Este.
