Madres por decisión y no por obligación.

Aukasisa Perú
Soy Aukasisa
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4 min readAug 23, 2018

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Para tomar decisiones acertadas es necesario tener la máxima cantidad posible de información, conocer los pros y contras, el contexto, etcétera.
La vida de las mujeres está cubierta desde su nacimiento por un oscurantismo que limita en gran medida el acceso al conocimiento, porque no se considera importante que manejemos información y quienes deciden ésto han sido y siguen siendo hombres. Parte de la información que necesitamos para tomar decisiones adecuadas es saber que, formar una familia, tener pareja y la maternidad en sí misma, son decisiones personales que tienen que ver con deseos y no con roles de género, ya que esos roles han sido históricamente impuestos, determinando las funciones que la sociedad espera que realicemos según nuestro sexo.

Hay que conocer y difundir de forma objetiva, las experiencias de maternidad sin edulcorantes ni misticismos. Debemos hablar de lo que implica maternar en esta sociedad patriarcal y capitalista, y de nuestro deber como personas de aspirar a que las cosas cambien. Hay que hablar más de la toxicidad inherente en las relaciones sexoafectivas, que responden a una jerarquía sexual que pone al hombre como superior a la mujer, donde intrínsecamente el amor equivale a sumisión lo que acarrea, a la larga el riesgo de sufrir daños físicos como si relacionarse fuera cualquier actividad peligrosa, ya que si en una relación se establece desde el inicio que una persona está por encima de la otra no podemos hablar de igualdad.

Las imposiciones que se nos atribuyen desde nuestro nacimiento, responden al patriarcado, pues en este sistema tenemos las funciones preestablecidas sexual y reproductivamente, se nos encasilla de acuerdo a esas dos cuestiones cruciales, nuestro valor se determina por esos “valores” potenciales y a partir de ello se nos relega socialmente.
Mientras ellos dirigen el mundo nosotras lo movemos, y traemos al mundo nuevas personas, consumidores para el capitalismo, peones para el neoliberalismo, esclavas para el patriarcado. En ese contexto hegemónico,
la función reproductiva no solo implica gestar y parir, sino hacer de esos bebés sujetos económicos funcionales y productivos a los fines del patriarcado capitalista, para que repitan el modelo generación tras generación.

En el modelo económico actual (diseñado por hombres) son invisibles todas las tareas que hacen posible la disponibilidad laboral de una persona, las labores de cuidado son absolutamente invisibles, no están ni cuantificadas, ni consideradas a la hora de determinar el costo de la mano de obra, un sueldo mínimo no tiene en cuenta el tiempo que toma preparar un desayuno, lavar la ropa que usa el trabajador, limpiar la casa a la que regresa a descansar, etcétera; es ineficiente, es un modelo incompleto que solo produce pobreza basada en la repartición desigual de los recursos.

Mientras exista la imposición social de que las mujeres tienen preinstaladas en la vagina las habilidades domésticas, seremos esas personas que trabajan todos los días, jornadas completas de forma anónima e invisible.
Mientras exista el estereotipo de que somos nosotras las que debemos cargar con todas las tareas de cuidado, seguiremos siendo también las desfavorecidas, las reflejadas en las brechas de género que se quedan cortas para retratar una realidad que conocemos en carne propia y en la que caemos en cuenta a diario, viendo nuestro esfuerzo pasar por alto, inadvertido.

Aunque ahora podamos estudiar y trabajar, existen muchos aspectos preocupantes de esa “libertad” que hemos obtenido, porque seguimos siendo parte de un sistema que no perdona y que monetariza solo lo que le conviene y lo que puede explotar y mantiene en la gratuidad lo que le permite seguir funcionando y perpetuando una jerarquía que es la base de una hegemonía poderosa. Mientras no destruyamos los estereotipos que nos oprimen como el de la maternidad impuesta y la complementariedad del amor romántico seguiremos aferrando las cadenas que nos atan como si se trataran de cuentas preciosas (y eso es lo que hace el neoliberalismo básicamente, disfrazar de libertad la misma vaina de hace centurias).

No podremos tomar decisiones que nos aseguren una vida plena, “elegimos” ser madres porque queremos (en realidad deberíamos evaluar hasta lo que queremos si hemos crecido educadas de forma sexista y escuchando a diario ser madre es la realización de nuestra vida) y tenemos que hacer malabares entre esa función, la de ama de casa, la de profesional y la de mujer.
Mientras no exista corresponsabilidad, ser madre de familia redunda en ser una esclava doméstica, mientras no exista corresponsabilidad y sí un modelo económico capitalista seguiremos trabajando gratis y llegando a la vejez sin una pensión digna, o dejando puestos importantes por criar, o siendo discriminadas por maternar.
El romanticismo que envuelve el sacrificio de una madre debe abolirse, sufrir no te hace mejor, solo te hace mártir y las mártires son sinónimo de dolor y este debe dejar de ser parte de todas las etapas de la vida de una mujer.

Desde el feminismo ansiamos una sociedad donde las mujeres puedan tener toda la información necesaria para la toma de decisiones que las lleve a un futuro de desarrollo personal basado en la plenitud de sus capacidades. Queremos mujeres conscientes de la realidad tan desigual que vivimos y que luchen por cambiarla.

Queremos desterrar el dolor de nuestras vidas, de las vidas de nuestras hijas y las de nuestras hermanas. Queremos no solo madres por decisión y no por obligación sino mujeres que sepan todo lo que implica y que estén dispuestas a cambiar las circunstancias. Queremos sembrar la revolución. #SoyAukasisa #LaFlorGuerrera

Texto original de Kem Kemper

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Aukasisa significa La Flor Guerrera, y nosotras combatimos el patriarcado.