Saquen sus rosarios de nuestros ovarios

Aukasisa Perú
Soy Aukasisa
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4 min readJun 27, 2018

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El moralismo bajo el cual se posicionan en contra del aborto libre es más acerca de culpa que de moral. La escala de valores con que se nos mide tiene que ver directamente con el control que quiere ejercerse sobre la vida de nosotras las mujeres, el poder naturalizado a través de una jerarquía milenaria, hace que la autonomía femenina ahora sea sólo una utopía para nosotras y para ellos sea sinónimo de transgresión, de mal gusto, incomodidad y que no sea compatible con los intereses de un grupo privilegiado.

La culpa, a través de la moral, la religión y todo un decálogo de normas que se nos imponen desde la niñez por el solo hecho de tener vagina, es un método de control que intenta mutilar no solo esa libertad por la que ahora luchamos, sino todas las cosas que hacen que sea maravilloso ser mujer. Nos quieren sumisas, sordas de nuestros cuerpos, ciegas de nuestra opresión, inapetentes del potencial sexual que nuestra fisonomía nos brinda, por ello, no sorprende que tengamos ahora como salido desde la era de las cavernas un libro de texto que habla sobre conservar la virginidad hasta los 24, porque el sexo “es un regalo de dios”, porque se debe compartir exclusivamente entre hombre y mujer dentro del sagrado sacramento del matrimonio.

No ha funcionado antes, y no funcionará ahora.

La iglesia católica no ha dejado ni un solo momento de meter sus rosarios en temas de Estado, de culpar a las víctimas de violencia machista y de obligar a niñas y mujeres a maternidades no deseadas y que ponen en riesgo su salud física y mental. Han estancado la legislación sobre violencia de género, la implementación del enfoque de género en la educación, (bastante deficiente ya sin su intervención) pero que ha logrado la impensable hazaña de volverse una muestra tangible y nauseabunda de nuestro retroceso como sociedad, y que solo es a su vez un indicio reactivo de un rancio sector conservador, inhumano, arcaico y dañino ante el movimiento feminista que lleva años luchando por nuestras libertades y que gracias a la fuerza de las mujeres y debido a la coyuntura internacional cobra fuerza, empuje y visibilidad.

Nuestras hermanas argentinas consiguieron después de una ardua gestión articulada, organizada y ejemplar el estar a solo un paso de que el aborto sea legal y gratuito en su país, el debate no iba ni va sobre la moralidad de abortar, ni sobre el hecho en sí mismo.

Las mujeres abortamos porque se trata de nuestros cuerpos, y porque de forma segura o no, decidiremos sobre ellos. Es importante repetir durante el debate, aunque sea por enésima vez, que esto va sobre la legalidad y cobertura del procedimiento que casi siempre cobra la vida de las más pobres, se trata de elegir entre un aborto clandestino y uno cubierto por el Estado que sea seguro para las mujeres.

Se ha iniciado una campaña de desinformación basada en videos, y argumentos que buscan criminalizar a las mujeres que abortamos, mostrando videos tendenciosos que muestran fetos casi a término como si fuera así que se realizan los procedimientos legales, como si no existiera un tiempo establecido antes de que sea inviable este.

Estos videos y la campaña en general solo busca empañar con un vaho de culpa, la nitidez con la que empezamos a ver algunas este problema, y es que esa siempre ha sido la función de la culpa como forma de control dentro de las sociedades patriarcales, y es tergiversar nuestra propia visión del mundo, como si necesitáramos un mansplaining divino y místico, porque necesitamos asesoría y dirección hasta para respirar, porque nuestro cuerpo nos es vetado para el placer y para decidir sobre él en cualquier sentido, porque dejamos de pertenecernos desde que se permite que se regule nuestra vida sexual y solo a NOSOTRAS con taras que además de antidiluvianas no tienen ni siquiera el mínimo sostén científico, ni el más mínimo fundamento.

Si el poder, la jerarquía y la desigualdad están naturalizadas hay que hacer de nuestra autonomía no solo un acto rebelde sino un hecho que incomode. Convirtamos nuestros cuerpos y vidas en campos politizables, incomodemos y demos que hablar, destruyamos lo viejo, inservible y opresor y construyamos juntas una sociedad en la que sea natural la libertad, que nuestros cuerpos estén libres de culpas y condenas y en la que tomemos las riendas del futuro, porque este SERÁ FEMINISTA O NO SERÁ.

Texto de Kem Kemper

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Aukasisa significa La Flor Guerrera, y nosotras combatimos el patriarcado.